francés
Caballeros, vosotros, que queréis someternos a la esclavitud, ¿no habéis jurado respetar la Constitución francesa? […] Y, ¿cuál es la ley fundamental? ¿Olvidásteis vuestro compromiso con respecto a la Declaración de los Derechos del Hombre, en donde se dice que los hombres nacieron libres e iguales en derechos, y que sus derechos naturales incluyen la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión? Pero dado que no podéis negar el haber jurado todo eso, el derecho está de nuestra parte, como de la vuestra está el perjurio. Vuestros decretos han reconocido que los hombres son libres y que todos lo son, sin excepción, pero queréis mantener la servidumbre de seres humanos que os permiten tener y disfrutar de lo que son vuestras posesiones.
J-F. Biassou y T. L�??Ouverture ante la Asamblea General, 1792
Lejos de estar ya finalizada, la Revolución invita una vez más a los revolucionarios a “ser ese torrente desbordado que, lanzado adelante de montaña en montaña, vuelca y quiebra, arrastra, precipita”
“[Hasta 1788] el Estado francés –como todos los demás Estados– era un ‘Estado de naturaleza’, un cuerpo político cuya organización originaria se basaba en la fuerza, no en las leyes
Cartas sobre la educación estética del hombre
Cualquiera que se ponga a analizar las constituciones políticas presentes o las que la Historia nos menciona verá que nunca han sido obra de algún acuerdo o reflexión, sino fruto tan sólo del azar o bien de una opresión violenta. Todas se fundan en el derecho del más fuerte
Consideraciones sobre la Revolución francesa
Mientras que se extiende, irresistible, la intensa marea luminosa, los islotes oscuros disminuyen para, por fin, desaparecer
Consideraciones destinadas a rectificar el juicio público sobre la gran Revolución francesa
El 14 de julio es un ejército que sin alistamiento, sin jefe y sin paga, se conforma en el seno de un combate y se organiza mediante un triunfo
Discurso del aniversario del 14 de julio, revolución francesa, año VII
No es la palabra la que ahí pinta el cuadro, son las cosas mismas las que deben golpear el ojo, penetrar el alma. Todo en la fiesta debe ser acción
Opinión sobre el segundo proyecto presentado por la Comisión de Instituciones republicanas, 19 mesidor, revolución francesa, año VI
Este siglo, en que se va a exaltar la idea de la libertad, debía comenzar por tomar conciencia del horror de los calabozos de una forma que raya en la obsesión; ya se trate de los torreones del marqués de Sade –donde impera el capricho sanguinario de una secta secreta–, de relatos auténticos o ficticios o de las propias obras de teatro en que se denuncia lo arbitrario de la inquisición y el absolutismo, el tema carcelario reaparece como escenografía o desgracia vivida. Si el primer acto de la Revolución francesa –la toma de la Bastilla– es la destrucción de una prisión, el hecho corresponde claramente a una imagen grabada como a fuego sobre la conciencia colectiva
La invención de la libertad
La gran Revolución francesa comenzó con la triunfal proclamación de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano; pero ese derecho, –proclamado para toda la humanidad– no era realmente sino sólo un derecho de clase para aquello que era el ciudadano como código de la burguesía (a saber, el Código Civil). Ese Código de Napoleón, formulación en abreviatura de la naturaleza, real e histórica, de la gran Revolución francesa, revolución burguesa como tal. Proclamado derecho natural como el del ciudadano –el propietario–, como derecho innato estrictamente”. “La burguesía se representa la revolución burguesa, más o menos, como ‘un señor de traje oscuro’ que, bajo el nombre de ‘revolución’, realiza un ‘milagro’ al poner en práctica los principios del derecho natural y al derribar, al mismo tiempo, a los odiados señores feudales, instaurando así la libertad y la garantía de la libertad de la propiedad privada. Si además se producen algunas tensiones, es decir, los calificados como “males de la revolución”, “el terror” y las ejecuciones –unas que ni siquiera se detienen ante la sagrada persona del rey–, constituyen casos desgraciados que habrá que olvidar a toda prisa o, incluso, negarlos, borrarlos del todo de los libros de historia–
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Oponed frente a los tiranos la facción de todos los franceses
Discurso a la Convención, contra la protección militar de la Asamblea, 22-10-1792
Ha combatido al pueblo y ha sido vencido. Es un extranjero prisionero de guerra. Habéis visto su ejército, habéis visto sus pérfidos propósitos. El traidor no era el rey de los franceses; era el rey de algunos conjurados. Reclutaba tropas en secreto, poseía sus propios magistrados. Veía a los ciudadanos como esclavos. Es el asesino de la Bastilla, de Nancy, del Campo de Marte, de Tournay, de las Tullerías…
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
El pueblo francés es el amigo de todos los pueblos, […] y a todos los hombres dará asilo. […] Los extranjeros, como sus costumbres, han de ser igualmente respetados. […] La República protege a quienes hayan sido desterrados de su patria por la causa […] de la libertad […] La República francesa en ningún caso procederá a tomar las armas para sojuzgar a ningún pueblo con el objetivo de oprimirlo. No se firmará ningún tratado cuyo objeto no sea la paz y felicidad de las naciones
Proyecto para la Constitución
El pueblo francés alza su voto por la total libertad del mundo
Proyecto para la Constitución
La República francesa no recibe a sus enemigos y no les envía más que plomo
En el ejército del Rhin, respuesta al ejército enemigo, 1-11-1793
Nosotros, nietos de los labradores, de los marineros y soldados […], somos mucho más grandes que ellos. […] ¿Qué es un rey al lado de un francés?
París en armas era la revolución en armas. Dado que el triunfo de París sobre las fuerzas del agresor prusiano hubiera sido el triunfo del obrero sobre el capitalista –ambos franceses–, […] en el conflicto abierto entre sus deberes nacionales y sus intereses como clase el gobierno de la defensa nacional no dudó un instante en convertirse en gobierno de la traición nacional
La guerra civil en Francia
En la guerra contra la Comuna […], tras la guerra más dura y más violenta de los tiempos modernos, el vencedor ejército prusiano y el derrotado ejército francés se hermanarán en la matanza del proletariado parisino […]. Todos los gobiernos nacionales son uno sólo contra el proletariado
La guerra civil en Francia
Desde cientos de años antes de la gran revolución francesa se había ido elaborando, bajo la denominación de ‘derecho natural’, la consciencia jurídica de la burguesía en ascenso, una que finalmente, con la Declaración de los derechos del hombre y, posteriormente, el Código civil, se convirtió en derecho positivo
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
No hemos sido nosotros los primeros en pasar a quemar las viejas leyes. También la gran revolución francesa, y hasta la expresión ‘quemar las leyes’ pertenece a Voltaire. La revolución francesa sustituyó las malas leyes por las leyes ‘mejores’ del nuevo gobierno, procediendo después a instituir lo que era su ‘Nuevo Testamento’, el del Código de Napoleón. Así quedaron declaradas nulas “todas las leyes, ordenanzas, costumbres e interpretaciones” propias de los regímenes anteriores, y se añadió el explícito mandato de “decidir todas las causas con arreglo a este Código”. ¿No era esto una modificación del primer mandamiento de Moisés: “No tendrás otro Dios que yo”?
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Un pueblo colonizado no sólo es un pueblo dominado. […] En Argelia no sólo hay dominación, sino decisión de no ocupar, literalmente, más que un territorio. Argelinos […], palmerales y camellos forman estrictamente el panorama, el telón de fondo natural de la presencia humana, que es francesa
Les Damnés de la terre
Lejos de estar ya finalizada, la Revolución invita una vez más a los revolucionarios a “ser ese torrente desbordado que, lanzado adelante de montaña en montaña, vuelca y quiebra, arrastra, precipita”
¡A las armas! ¡La patria está en peligro! […] Ciudadanas de París, descendientes de las mujeres de la gran Revolución que, en nombre del pueblo y la justicia, marcharon sobre Versalles y trajeron cautivo a Luis XVI, nosotras, madres, mujeres y hermanas del pueblo francés, ¿continuaremos soportando que la ignorancia y la miseria hagan a nuestros hijos enemigos? ¿Que se mate el padre contra el hijo y los hermanos se maten entre sí por capricho de nuestros opresores que buscan la destrucción de la ciudad tras haberla entregado al extranjero? ¡Ciudadanas, llegó la hora decisiva! ¡Queremos ser libres! ¡Hay que acabar con el viejo mundo!
Appel aux citoyennes de Paris firmado por �??Un grupo de ciudadanas�??, en el Diario Oficial de la República Francesa bajo la Comuna, 11 de abril de 1871
Caballeros, vosotros, que queréis someternos a la esclavitud, ¿no habéis jurado respetar la Constitución francesa? […] Y, ¿cuál es la ley fundamental? ¿Olvidásteis vuestro compromiso con respecto a la Declaración de los Derechos del Hombre, en donde se dice que los hombres nacieron libres e iguales en derechos, y que sus derechos naturales incluyen la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión? Pero dado que no podéis negar el haber jurado todo eso, el derecho está de nuestra parte, como de la vuestra está el perjurio. Vuestros decretos han reconocido que los hombres son libres y que todos lo son, sin excepción, pero queréis mantener la servidumbre de seres humanos que os permiten tener y disfrutar de lo que son vuestras posesiones.
J-F. Biassou y T. L�??Ouverture ante la Asamblea General, 1792
Lejos de estar ya finalizada, la Revolución invita una vez más a los revolucionarios a “ser ese torrente desbordado que, lanzado adelante de montaña en montaña, vuelca y quiebra, arrastra, precipita”
“[Hasta 1788] el Estado francés –como todos los demás Estados– era un ‘Estado de naturaleza’, un cuerpo político cuya organización originaria se basaba en la fuerza, no en las leyes
Cartas sobre la educación estética del hombre
Cualquiera que se ponga a analizar las constituciones políticas presentes o las que la Historia nos menciona verá que nunca han sido obra de algún acuerdo o reflexión, sino fruto tan sólo del azar o bien de una opresión violenta. Todas se fundan en el derecho del más fuerte
Consideraciones sobre la Revolución francesa
Mientras que se extiende, irresistible, la intensa marea luminosa, los islotes oscuros disminuyen para, por fin, desaparecer
Consideraciones destinadas a rectificar el juicio público sobre la gran Revolución francesa
El 14 de julio es un ejército que sin alistamiento, sin jefe y sin paga, se conforma en el seno de un combate y se organiza mediante un triunfo
Discurso del aniversario del 14 de julio, revolución francesa, año VII
No es la palabra la que ahí pinta el cuadro, son las cosas mismas las que deben golpear el ojo, penetrar el alma. Todo en la fiesta debe ser acción
Opinión sobre el segundo proyecto presentado por la Comisión de Instituciones republicanas, 19 mesidor, revolución francesa, año VI
Este siglo, en que se va a exaltar la idea de la libertad, debía comenzar por tomar conciencia del horror de los calabozos de una forma que raya en la obsesión; ya se trate de los torreones del marqués de Sade –donde impera el capricho sanguinario de una secta secreta–, de relatos auténticos o ficticios o de las propias obras de teatro en que se denuncia lo arbitrario de la inquisición y el absolutismo, el tema carcelario reaparece como escenografía o desgracia vivida. Si el primer acto de la Revolución francesa –la toma de la Bastilla– es la destrucción de una prisión, el hecho corresponde claramente a una imagen grabada como a fuego sobre la conciencia colectiva
La invención de la libertad
La gran Revolución francesa comenzó con la triunfal proclamación de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano; pero ese derecho, –proclamado para toda la humanidad– no era realmente sino sólo un derecho de clase para aquello que era el ciudadano como código de la burguesía (a saber, el Código Civil). Ese Código de Napoleón, formulación en abreviatura de la naturaleza, real e histórica, de la gran Revolución francesa, revolución burguesa como tal. Proclamado derecho natural como el del ciudadano –el propietario–, como derecho innato estrictamente”. “La burguesía se representa la revolución burguesa, más o menos, como ‘un señor de traje oscuro’ que, bajo el nombre de ‘revolución’, realiza un ‘milagro’ al poner en práctica los principios del derecho natural y al derribar, al mismo tiempo, a los odiados señores feudales, instaurando así la libertad y la garantía de la libertad de la propiedad privada. Si además se producen algunas tensiones, es decir, los calificados como “males de la revolución”, “el terror” y las ejecuciones –unas que ni siquiera se detienen ante la sagrada persona del rey–, constituyen casos desgraciados que habrá que olvidar a toda prisa o, incluso, negarlos, borrarlos del todo de los libros de historia–
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Oponed frente a los tiranos la facción de todos los franceses
Discurso a la Convención, contra la protección militar de la Asamblea, 22-10-1792
Ha combatido al pueblo y ha sido vencido. Es un extranjero prisionero de guerra. Habéis visto su ejército, habéis visto sus pérfidos propósitos. El traidor no era el rey de los franceses; era el rey de algunos conjurados. Reclutaba tropas en secreto, poseía sus propios magistrados. Veía a los ciudadanos como esclavos. Es el asesino de la Bastilla, de Nancy, del Campo de Marte, de Tournay, de las Tullerías…
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
El pueblo francés es el amigo de todos los pueblos, […] y a todos los hombres dará asilo. […] Los extranjeros, como sus costumbres, han de ser igualmente respetados. […] La República protege a quienes hayan sido desterrados de su patria por la causa […] de la libertad […] La República francesa en ningún caso procederá a tomar las armas para sojuzgar a ningún pueblo con el objetivo de oprimirlo. No se firmará ningún tratado cuyo objeto no sea la paz y felicidad de las naciones
Proyecto para la Constitución
El pueblo francés alza su voto por la total libertad del mundo
Proyecto para la Constitución
La República francesa no recibe a sus enemigos y no les envía más que plomo
En el ejército del Rhin, respuesta al ejército enemigo, 1-11-1793
Nosotros, nietos de los labradores, de los marineros y soldados […], somos mucho más grandes que ellos. […] ¿Qué es un rey al lado de un francés?
París en armas era la revolución en armas. Dado que el triunfo de París sobre las fuerzas del agresor prusiano hubiera sido el triunfo del obrero sobre el capitalista –ambos franceses–, […] en el conflicto abierto entre sus deberes nacionales y sus intereses como clase el gobierno de la defensa nacional no dudó un instante en convertirse en gobierno de la traición nacional
La guerra civil en Francia
En la guerra contra la Comuna […], tras la guerra más dura y más violenta de los tiempos modernos, el vencedor ejército prusiano y el derrotado ejército francés se hermanarán en la matanza del proletariado parisino […]. Todos los gobiernos nacionales son uno sólo contra el proletariado
La guerra civil en Francia
Desde cientos de años antes de la gran revolución francesa se había ido elaborando, bajo la denominación de ‘derecho natural’, la consciencia jurídica de la burguesía en ascenso, una que finalmente, con la Declaración de los derechos del hombre y, posteriormente, el Código civil, se convirtió en derecho positivo
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
No hemos sido nosotros los primeros en pasar a quemar las viejas leyes. También la gran revolución francesa, y hasta la expresión ‘quemar las leyes’ pertenece a Voltaire. La revolución francesa sustituyó las malas leyes por las leyes ‘mejores’ del nuevo gobierno, procediendo después a instituir lo que era su ‘Nuevo Testamento’, el del Código de Napoleón. Así quedaron declaradas nulas “todas las leyes, ordenanzas, costumbres e interpretaciones” propias de los regímenes anteriores, y se añadió el explícito mandato de “decidir todas las causas con arreglo a este Código”. ¿No era esto una modificación del primer mandamiento de Moisés: “No tendrás otro Dios que yo”?
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Un pueblo colonizado no sólo es un pueblo dominado. […] En Argelia no sólo hay dominación, sino decisión de no ocupar, literalmente, más que un territorio. Argelinos […], palmerales y camellos forman estrictamente el panorama, el telón de fondo natural de la presencia humana, que es francesa
Les Damnés de la terre
Lejos de estar ya finalizada, la Revolución invita una vez más a los revolucionarios a “ser ese torrente desbordado que, lanzado adelante de montaña en montaña, vuelca y quiebra, arrastra, precipita”
¡A las armas! ¡La patria está en peligro! […] Ciudadanas de París, descendientes de las mujeres de la gran Revolución que, en nombre del pueblo y la justicia, marcharon sobre Versalles y trajeron cautivo a Luis XVI, nosotras, madres, mujeres y hermanas del pueblo francés, ¿continuaremos soportando que la ignorancia y la miseria hagan a nuestros hijos enemigos? ¿Que se mate el padre contra el hijo y los hermanos se maten entre sí por capricho de nuestros opresores que buscan la destrucción de la ciudad tras haberla entregado al extranjero? ¡Ciudadanas, llegó la hora decisiva! ¡Queremos ser libres! ¡Hay que acabar con el viejo mundo!
Appel aux citoyennes de Paris firmado por �??Un grupo de ciudadanas�??, en el Diario Oficial de la República Francesa bajo la Comuna, 11 de abril de 1871
Caballeros, vosotros, que queréis someternos a la esclavitud, ¿no habéis jurado respetar la Constitución francesa? […] Y, ¿cuál es la ley fundamental? ¿Olvidásteis vuestro compromiso con respecto a la Declaración de los Derechos del Hombre, en donde se dice que los hombres nacieron libres e iguales en derechos, y que sus derechos naturales incluyen la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión? Pero dado que no podéis negar el haber jurado todo eso, el derecho está de nuestra parte, como de la vuestra está el perjurio. Vuestros decretos han reconocido que los hombres son libres y que todos lo son, sin excepción, pero queréis mantener la servidumbre de seres humanos que os permiten tener y disfrutar de lo que son vuestras posesiones.
J-F. Biassou y T. L�??Ouverture ante la Asamblea General, 1792