Luis
¡A las armas! ¡La patria está en peligro! […] Ciudadanas de París, descendientes de las mujeres de la gran Revolución que, en nombre del pueblo y la justicia, marcharon sobre Versalles y trajeron cautivo a Luis XVI, nosotras, madres, mujeres y hermanas del pueblo francés, ¿continuaremos soportando que la ignorancia y la miseria hagan a nuestros hijos enemigos? ¿Que se mate el padre contra el hijo y los hermanos se maten entre sí por capricho de nuestros opresores que buscan la destrucción de la ciudad tras haberla entregado al extranjero? ¡Ciudadanas, llegó la hora decisiva! ¡Queremos ser libres! ¡Hay que acabar con el viejo mundo!
Appel aux citoyennes de Paris firmado por �??Un grupo de ciudadanas�??, en el Diario Oficial de la República Francesa bajo la Comuna, 11 de abril de 1871
No se trata de hacer ningún proceso, dado que ni Luis es acusado ni vosotros tampoco sois jueces, sino hombres políticos, representantes, sí, de la nación. No debéis pronunciar una sentencia a favor o en contra de hombre alguno, sino adoptar una medida necesaria a la salud pública, ejecutando un acto de entera providencia nacional […]. No, Luis no puede ser juzgado; está ya condenado o, de otro modo, no estaría fundada la república. Realizar el proceso de Luis significa volver al despotismo, sea monárquico o constitucional; es una idea contrarevolucionaria, dado que cuestiona y pone en duda la revolución en cuanto tal […]. Pues los pueblos no juzgan a la manera de los tribunales, no promulgan sentencias; realmente fulminan, no condenan al rey, a saber, lo hunden en la nada, y esta justicia es superior a la del tribunal
Discurso a la Convención
Los ciudadanos se obligan por contrato, mientras el soberano no se obliga. […] Si se le juzgara inviolable, no podría haber sido destronado. […] El pacto es un contrato establecido entre los ciudadanos, no con el gobierno. Por lo tanto Luis, que no se había obligado, no puede ser juzgado civilmente. […] Estos motivos conducen a no juzgar a Luis como ciudadano, sino como rebelde. […] No hay término medio, este hombre debe reinar o morir
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Luis es un extranjero entre nosotros. Ciertamente, antes de su crimen, siendo rey no era ciudadano: no podía votar; no podía empuñar las armas…; mas, después de su crimen, realmente lo es menos todavía. ¿Mediante qué abuso de la misma justicia se le podría hacer un ciudadano para luego pasar a condenarlo? Desde el mismo momento en que un hombre es culpable, sale como tal de la ciudad
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Luis debe por tanto ser juzgado en tanto enemigo y extranjero. Pero además no es necesario que su condena a muerte cuente con la sanción de todo el pueblo. […] Al no poder el pueblo borrar el crimen de la tiranía, el derecho que al hombre corresponde contra la tiranía es personal. No existe un acto de soberanía que pueda obligar, estrictamente, a perdonarlo a un solo ciudadano
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Movimientos insurreccionales bajo el reinado de Luis Felipe: “Es en 1832 cuando por fin la bandera roja hace su aparición por vez primera”
Histoire sincère de la nation française
Los hombres hacen lo que es su propia historia, pero no a su completa voluntad, en circunstancias elegidas libremente; bien al contrario, éstas se las encuentran hechas, terminadas, dadas como herencia del pasado. La tradición de las generaciones muertas carga como una pesadilla sobre el cerebro de los vivos. Y cuando parecen ocupados en transformarse y cambiar la realidad creando algo totalmente nuevo, a saber, justamente en el momento de una crisis revolucionaria, comienzan a evocar ansiosamente y a llamar al rescate a los manes de sus antepasados, para ir tomando entonces de ellos nombres, atavíos y consignas, representando la nueva pieza histórica con lenguaje prestado y venerablemente travestidos. Así cubrió Lutero sus facciones con la máscara del apóstol Pablo, mientras la Revolución de 1789-1814 se disfrazó de modo alternativo como República romana y como Imperio, y la revolución del 1848 no supo encontrar nada mejor que parodiar en unas ocasiones el 1789, y en otras en cambio la tradición revolucionaria del 1793-1795
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte
La revolución social […] no ha de extraer ya su poesía del pasado, sino del futuro solamente
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte
¡A las armas! ¡La patria está en peligro! […] Ciudadanas de París, descendientes de las mujeres de la gran Revolución que, en nombre del pueblo y la justicia, marcharon sobre Versalles y trajeron cautivo a Luis XVI, nosotras, madres, mujeres y hermanas del pueblo francés, ¿continuaremos soportando que la ignorancia y la miseria hagan a nuestros hijos enemigos? ¿Que se mate el padre contra el hijo y los hermanos se maten entre sí por capricho de nuestros opresores que buscan la destrucción de la ciudad tras haberla entregado al extranjero? ¡Ciudadanas, llegó la hora decisiva! ¡Queremos ser libres! ¡Hay que acabar con el viejo mundo!
Appel aux citoyennes de Paris firmado por �??Un grupo de ciudadanas�??, en el Diario Oficial de la República Francesa bajo la Comuna, 11 de abril de 1871
No se trata de hacer ningún proceso, dado que ni Luis es acusado ni vosotros tampoco sois jueces, sino hombres políticos, representantes, sí, de la nación. No debéis pronunciar una sentencia a favor o en contra de hombre alguno, sino adoptar una medida necesaria a la salud pública, ejecutando un acto de entera providencia nacional […]. No, Luis no puede ser juzgado; está ya condenado o, de otro modo, no estaría fundada la república. Realizar el proceso de Luis significa volver al despotismo, sea monárquico o constitucional; es una idea contrarevolucionaria, dado que cuestiona y pone en duda la revolución en cuanto tal […]. Pues los pueblos no juzgan a la manera de los tribunales, no promulgan sentencias; realmente fulminan, no condenan al rey, a saber, lo hunden en la nada, y esta justicia es superior a la del tribunal
Discurso a la Convención
Los ciudadanos se obligan por contrato, mientras el soberano no se obliga. […] Si se le juzgara inviolable, no podría haber sido destronado. […] El pacto es un contrato establecido entre los ciudadanos, no con el gobierno. Por lo tanto Luis, que no se había obligado, no puede ser juzgado civilmente. […] Estos motivos conducen a no juzgar a Luis como ciudadano, sino como rebelde. […] No hay término medio, este hombre debe reinar o morir
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Luis es un extranjero entre nosotros. Ciertamente, antes de su crimen, siendo rey no era ciudadano: no podía votar; no podía empuñar las armas…; mas, después de su crimen, realmente lo es menos todavía. ¿Mediante qué abuso de la misma justicia se le podría hacer un ciudadano para luego pasar a condenarlo? Desde el mismo momento en que un hombre es culpable, sale como tal de la ciudad
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Luis debe por tanto ser juzgado en tanto enemigo y extranjero. Pero además no es necesario que su condena a muerte cuente con la sanción de todo el pueblo. […] Al no poder el pueblo borrar el crimen de la tiranía, el derecho que al hombre corresponde contra la tiranía es personal. No existe un acto de soberanía que pueda obligar, estrictamente, a perdonarlo a un solo ciudadano
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793
Movimientos insurreccionales bajo el reinado de Luis Felipe: “Es en 1832 cuando por fin la bandera roja hace su aparición por vez primera”
Histoire sincère de la nation française
Los hombres hacen lo que es su propia historia, pero no a su completa voluntad, en circunstancias elegidas libremente; bien al contrario, éstas se las encuentran hechas, terminadas, dadas como herencia del pasado. La tradición de las generaciones muertas carga como una pesadilla sobre el cerebro de los vivos. Y cuando parecen ocupados en transformarse y cambiar la realidad creando algo totalmente nuevo, a saber, justamente en el momento de una crisis revolucionaria, comienzan a evocar ansiosamente y a llamar al rescate a los manes de sus antepasados, para ir tomando entonces de ellos nombres, atavíos y consignas, representando la nueva pieza histórica con lenguaje prestado y venerablemente travestidos. Así cubrió Lutero sus facciones con la máscara del apóstol Pablo, mientras la Revolución de 1789-1814 se disfrazó de modo alternativo como República romana y como Imperio, y la revolución del 1848 no supo encontrar nada mejor que parodiar en unas ocasiones el 1789, y en otras en cambio la tradición revolucionaria del 1793-1795
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte
La revolución social […] no ha de extraer ya su poesía del pasado, sino del futuro solamente
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte
¡A las armas! ¡La patria está en peligro! […] Ciudadanas de París, descendientes de las mujeres de la gran Revolución que, en nombre del pueblo y la justicia, marcharon sobre Versalles y trajeron cautivo a Luis XVI, nosotras, madres, mujeres y hermanas del pueblo francés, ¿continuaremos soportando que la ignorancia y la miseria hagan a nuestros hijos enemigos? ¿Que se mate el padre contra el hijo y los hermanos se maten entre sí por capricho de nuestros opresores que buscan la destrucción de la ciudad tras haberla entregado al extranjero? ¡Ciudadanas, llegó la hora decisiva! ¡Queremos ser libres! ¡Hay que acabar con el viejo mundo!
Appel aux citoyennes de Paris firmado por �??Un grupo de ciudadanas�??, en el Diario Oficial de la República Francesa bajo la Comuna, 11 de abril de 1871