“En los viejos barrios de París, tres artistas –un compositor, un pintor y un escritor— se debaten entre los tormentos de la pobreza. Cada uno de ellos tiene aventuras sentimentales, pero solo el pintor Rodolfo halla el verdadero amor al encontrar a Mimi. Sus relaciones, sin embargo, ceden ante la miseria y los problemas empeoran cuando Rodolfo, de origen albanés y desprovisto de permiso de trabajo, es arrestado y expulsado a su país. Poco después, Rodolfo regresa para encontrarse con su amada. Cuando ella enferma, los artistas, para procurarse el dinero necesario para curarla, venden sus bienes más preciados, los que más quieren. […]  Confrontada al texto original, La vida de bohemia es quizá la adaptación más directa que Kaurismäki haya realizado de una obra clásica. Encontramos en la película la misma tonalidad oscura del libro y el final, en particular, resulta muy fiel a Mürger. […] El final, con sus tintes dramáticos, es conmovedor y es, quizá, –lo digo a riesgo de cometer un error clamoroso—la escena más personal de la entera carrera de Kaurismäki. Y uno de los momentos más sublimes de Pellonpää. Su mirada sabia, desconsolada, ha visto ya de todo. Pero no se derrumba, no se conmisera, solo se retira a su soledad. Respetando fielmente la implacabilidad de Mürger, son imágenes que emanan una dulzura y una pureza inigualables” (Peter von Bagh, Aki Kaurismäki, 2006)