Hilario Bravo
La trayectoria de Hilario Bravo se caracteriza por la búsqueda constante de nuevas fórmulas plásticas.
En la década de los ochenta, la tradición del grabado alemán y su recuperación del arte primitivo provocan un fuerte impacto en el espíritu creador de Bravo. Sus estudios en los museos europeos sobre las culturas de los Mares del Sur, africanas y orientales crean en él, igualmente, una impresión de interés creciente y progresivo hacia otras culturas.
En sus viajes testimonia sus experiencias en cuadernos de campo y diarios, como aquellos en los que vuelca su creación a partir de reinterpretaciones reflexionadas de lo leído: El agua incendiada. Jarchas mozárabes (1997), La pluma y el espino (2011) o Necio. Memorias de un sátiro tímido y poeta (2013).
Ha participado en exposiciones por toda España y también en Europa, Estados Unidos, Israel o México. Sus obras pueden admirarse en colecciones como las del Banco de España, la Biblioteca Nacional, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Asuntos Exteriores o la Fundación Colegio del Rey.
Como grabador obtuvo el VI Premio Nacional Museo Español del Grabado Contemporáneo de Marbella (1999). La obra de Bravo está también avalada por premios de diversas instituciones, entre los que destacan el otorgado por la Academia Española de Bellas Artes en Roma o el Certamen Nacional de Dibujo Gregorio Prieto, el Premio Constitución de la Junta de Extremadura, el Premio Extremadura a la Creación o la Beca Creación Literaria Junta de Extremadura.
Actualizado el 29 de julio de 2015
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