Werner Herzog nació en Múnich pero pasó toda su infancia en un pueblo de las montañas de Baviera. Según afirma él mismo, no tuvo conocimiento de la existencia del cine hasta los doce años. A los trece años le llevaron a Múnich para que iniciara sus estudios secundarios. Hacia los 17 años decidió dedicarse al cine. A pesar de participar en seminarios universitarios nunca estudió en ninguna escuela ni tampoco trabajó como asistente de ningún director; su formación es completamente autodidacta. Tras una primera etapa de aprendizaje en el mundo del cortometraje Herzog realizó su primer largometraje, Lebenszeichen (Señales de vida), en 1968. La película ganó el Premio alemán de Cine. A partir de aquí inició una carrera singular en la que ha combinado los largometrajes de ficción con los documentales. Fundador del nuevo cine alemán junto a nombres como Rainer Werner Fassbinder, ya en sus primeros cortos, deja clara su preferencia por los anti-héroes: personajes de singular personalidad enfrentados a un mundo hostil. Sus personajes se rebelan ante la absurdidad de la vida y su lucha contra esta situación les lleva a la locura, la anulación total o la muerte.
Entre sus obras de ficción destacan títulos como El enigma de Kaspar Hauser (1974), Aguirre, la cólera de Dios (1973) o Fitzcarraldo (1982). Cabe señalar también que Werner Herzog no diferencia entre sus películas de ficción y sus documentales. Para él ambos géneros tienen la misma importancia.