Una apertura hacia la tierra, un agujero en el suelo de esta letra, la última del alfabeto griego, como símbolo de vaciamiento, de fin. Pero más que una clausura, Omega fue un comienzo, un lugar en el que la hondura dramática del flamenco encontró nuevas vías de expresión. Para Alberto Manzano – escritor, poeta, periodista y traductor de la mayor parte de la obra literaria y discográfica de Leonard Cohen -, el descubrimiento del flamenco, tras colaborar con el propio Morente en ese disco matriz, fue una “luz” que le hizo verificar que “desde nuestro país y nuestra cultura, esta era la mayor aportación que podíamos ofrecer a la poética del rock”.
Alberto Manzano es también el responsable del proyecto Como un corazón, un puente artístico entre el flamenco y la poesía del rock norteamericano, que tomó forma de álbum el pasado mes de octubre y se presenta el 16 de marzo en directo en el Círculo de Bellas Artes. En este estreno, las cantaoras Rocío Bazán, Argentina, Rocío Segura y Paula Domínguez estarán acompañadas por una sólida banda que dará sustento musical a las letras de los poetas del rock norteamericano (Jackson Browne, Cohen, Dylan, Suzanne Vega, Elliott Murphy, Hank Williams), García Lorca – el poeta favorito de Cohen -, Antonio Machado – el poeta por excelencia de Jackson Browne – o el francés Jacques Prévert.
A continuación, podéis leer la entrevista que le realizamos a Alberto Manzano a raíz del concierto. Nos quedamos con su cierre, una concisa y profunda definición para animaros a disfrutar de Como un corazón: “la alquimia de la palabra poética del rock hecha carne flamenca”.
¿En qué lugar conecta la hondura del flamenco con la poética del rock? ¿Por qué crees que conjugan tan bien ambas disciplinas?
Desde que conocí el mundo artístico del flamenco, a través de la puerta que me abrió Enrique Morente en nuestra mutua colaboración en el disco Omega (publicado en 1996), donde incluimos varias canciones de Leonard Cohen, el poderío, la intensidad y la hondura dramática de nuestro género musical más arraigado, me hizo sentir que su expresión vocal era el vehículo artístico ideal para realzar los textos de los poetas del rock. Tras mi cruzada, iniciada hace más de treinta años, e impulsada por el deseo de hacer llegar la obra de los grandes poetas del rock hasta el público español , que se materializó en varias colecciones de libros de letras de canciones en edición bilingüe y, posteriormente, a través de mis colaboraciones con artistas nacionales como Santiago Auserón, Luis Eduardo Aute, Los Secretos, Luz Casal o Christina Rosenvinge, el súbito descubrimiento del flamenco fue una luz que me hizo ver claramente que, desde nuestro país y nuestra cultura, esta era la mayor aportación que podíamos ofrecer a la poética del rock, a la vez que permitía la posibilidad de ampliar la difusión de estas obras poéticas a un público ajeno al género que había visto nacer estas composiciones enmarcadas en el ámbito del folk/blues/pop/rock norteamericano.
Si hubiera que buscar el origen de este vínculo musical, ¿tendríamos entonces que hablar de Omega?
Evidentemente, la fusión poético-musical que se llevó a cabo en Omega estableció un puente de comunicación entre ambas orillas: la mediterránea, que es un cruce de caminos entre la cultura de Oriente, el Magreb y los países del Este de Europa, que fue el trayecto que realizaron los gitanos en su errante peregrinaje hasta Occidente, y la orilla atlántica, representada por el rock norteamericano. La ciudad de Nueva York fue el eslabón que Morente encontró entre la obra de Leonard Cohen – con su canción Manhattan – y el libro de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, un maridaje que cerraba el círculo de un camino de ida y vuelta. Cohen acababa de rendir tributo a Lorca cantando el poema Pequeño Vals Vienés, y Lorca había sido el primer autor que había llevado a Cohen al descubrimiento de que la poesía podía ser pura, profunda y popular.
Una cita de Jackson Browne da título a este proyecto: Era siempre su collar / Una piedra de rubí / Como un corazón (…) ¿Puedes explicarnos el porqué de esta elección?
Como un Corazón es el título de la adaptación que he hecho de la canción de Jackson Browne In the Shape of a Heart – que se traduciría literalmente como En Forma de Corazón -. Es una canción que habla del suicidio de la primera mujer de Jackson, un tema dramático, que, en mi opinión, es una de las mejores canciones del repertorio de este autor. Es una composición que yo ya había trabajado con Luis Eduardo Aute – en el disco de homenaje a Jackson que produje en 1998 con el título de Cántame mis Canciones – y, posteriormente, con Los Secretos en su disco Solo para escuchar. Pero, como insinuaba anteriormente, el formato pop-rock español me parecía una especie de calcomanía del original, sin grandes aportaciones musicales, y cuando me surgió la idea de hacer este disco, pensé que el flamenco podía darle a este lacerante tema de Jackson toda la intensidad que albergaba.
¿Por qué solo voces de mujeres? ¿Qué particularidad del cante flamenco femenino te atrajo?
Como he dicho anteriormente, yo ya había trabajado con Enrique Morente en Omega, y posteriormente con Duquende y Son de la Frontera – grupo liderado por Raúl Rodríguez (el hijo de Martirio) – en el disco de homenaje a Cohen que llevé a cabo en 2007 con el título de Acordes con Leonard Cohen -. Entonces sentí el deseo de acercarme al mundo femenino del flamenco. Descubrí una serie de cantaoras de gran talento que, sin embargo, no habían alcanzado el reconocimiento que se merecían: Argentina, Rocío Bazán, Rosario la Tremendita, Rocío Segura, etc. Sin embargo, para este disco no quise quedarme con la concepción más ortodoxa del flamenco que estas artistas representaban, y decidí abrir el abanico a otras cantantes más eclécticas como Paula Domínguez, Sandra Carrasco y María de Marujita, que ya habían trabajado en el terreno de la fusión de géneros musicales. Junto con el periodista musical barcelonés Juanjo Zambrano, un experto en flamenco que dirige la página web flamencaymás, definí el elenco de cantantes que colaborarían en el disco. Por otro lado, puesto que había decidido incluir a otros poetas del rock en el disco, siendo la primera vez que adaptaba textos de estos autores – Bob Dylan, Suzanne Vega, Hank Williams, Elliott Murphy – pensé en recoger tantas voces flamencas como poetas. Esa es la razón de que haya siete cantaoras.
En relación a la parte instrumental, según tengo entendido, hay en este disco regalos de Jackson Brown y Elliott Murphy. ¿Cómo se llevó a cabo la grabación?
Mi gran amistad con Jackson Browne hizo posible su implicación artística en este disco. Jackson grabó la estructura musical del tema Como un Corazón en sus estudios Groove Master de California acompañado por sus propios músicos, y me envió las pistas mezcladas, de modo que solo tuvimos que añadir la voz de Rocío Bazán. Fue todo un lujo. En cuanto a la participación de Elliott Murphy en el tema Buscando a Dios en la Niebla, en realidad fue un encargo que le hice. Le había pasado una traducción al inglés de este maravilloso poema de Antonio Machado, y Elliott le puso música. Grabó todos los instrumentos en su estudio de Beauregard en París y, al igual que Jackson, me envió las pistas ya mezcladas para que solo añadiéramos la voz de Paula Domínguez. Este poema de Machado es de lo mejor que he leído en su obra. Me evocaba aquella canción de Tom Waits, Rain Dogs – Los Perros de la Lluvia -, en la que los perros pierden el olfato y vagan sin rumbo por las calles lluviosas de la ciudad. En el poema de Machado se lee: Como un perro olvidado / No tiene olfato y yerra / Un niño que en la noche, la noche de una fiesta / Se pierde entre el gentío, el aire y las candelas chispeantes / Atónito, y asombra su corazón de música y de pena. Es toda una metáfora de la vida, del ser humano vagando a la deriva, a tientas, buscando a Dios en la niebla.
¿Podrías explicarnos cómo fue el proceso de selección de los textos poéticos y su adaptación musical?
En realidad fueron los textos los que me eligieron a mí, los que me abrieron su puerta y manifestaron su conformidad en ser transformados. Había algunos poemas cuya adaptación al español para ser cantados me resultaba muy ardua, imposible – sobre todo cuando trabajaba en los estribillos, que son, desde mi punto de vista, los que tienen la última palabra, afirmando o negando la posibilidad real de ser cantados en otro idioma -. Evidentemente, en la transcripción de un poema de un idioma a otro hay que hacer muchas concesiones a la letra, que no al espíritu de la canción, por la exigencia de la métrica y el recuento de sílabas que deben entrar en la melodía como anillo al dedo. Es un trabajo apasionante y, a la vez, un gran reto poético. Pero es el trabajo que más disfruto haciendo. Por ejemplo, en la canción Mil Besos de Leonard Cohen – A Thousand Kisses Deep -, tuve que tomarme ciertas licencias poéticas, como cuando en el original dice: I’m back on Boogie Street, yo lo traduje por: He vuelto a Madrid. Me pareció muy acertado. Por supuesto, como conocedor de la obra de Cohen que me considero, puedo permitirme rescatar algunas imágenes y metáforas de otras canciones o poemas e incluirlos en la canción que estoy trabajando, siempre que pertenezcan al mismo universo conceptual del texto. Es un trabajo que puede darte una inmensa alegría y, en otros casos, enorme frustración. En cuanto a la adaptación musical, siempre tuve claro que quería incorporar música magrebí, tan próxima al flamenco, así como los ritmos mediterráneos fusionados con el jazz. Este fue el concepto musical del disco. Una amalgama de música étnica y jazz-pop contemporáneo.
¿Qué es lo que se van a encontrar los asistentes al concierto aquí en el Círculo? ¿Por qué los madrileños no nos lo debemos perder?
Los conciertos de presentación del disco en Madrid y Barcelona ofrecerán este concepto musical. He formado una banda de siete músicos, dirigida por el pianista Conrad Setó, que tiene una exquisita formación clásica y vanguardista, junto al violinista magrebí Mohamed Soulimane, líder de la Orquesta Árabe de Barcelona. Es una co-dirección que fusiona dos secciones de músicos: una formada por un tablista hindú, Jordi Rallo, el laudista magrebí Moulay Sherif y el propio Soulimane al violín, buscando una simbiosis musical con una segunda sección más jazzística formada por el contrabajista Carlos Ródenas, el propio Conrad Setó, el batería primigenio de Ojos de Brujo, Sergio Ramos, y el guitarrista Francisco Guisado Rubio, integrado en la banda Lenacai junto a la cantante Paula Domínguez. Porque, en definitiva, la música siempre es una, y ofrece puertas de encuentro a todos los géneros. En el escenario, Argentina, Rocío Bazán, Paula Domínguez y Rocío Segura harán realidad la alquimia transformadora de la palabra poética del rock hecha carne flamenca.
Entrevista: Raquel Martínez Muñoz
Artículo muy interesante! me ha gustado mucho a medida que lo leía! Gracias por el post! enhorabuena.