El arte outsider hace referencia no a un estilo, sino a una forma de hacer. Se trata de una expresión acuñada por Roger Cardinal en 1972 que, a su vez, proviene del término art brut, concebido por el artista francés Jean Dubuffet a mediados del siglo XX. Para Dubuffet, la noción de art brut reposa sobre la inexistencia de formación artística y el desconocimiento de toda tradición cultural. Asimismo, en sus palabras, “el creador de art brut (…) no tiene idea de un destinatario, ni espera ninguna clase de reconocimiento social (…); su producción se desarrolla al margen de cualquier marco institucional.”[1]
El sendero que recorre la propia acción creativa constituye el principal interés del artista outsider, un autor de proceso puro. De que este sendero sea abarcable se encarga la asociación Debajo del Sombrero, una entidad sin ánimo de lucro que tiene como misión contribuir, mediante la expresión artística, a la mejora de la calidad de vida de personas con discapacidad intelectual; ampliar sus espacios para la creación y expresión; fomentar la promoción y difusión de sus creaciones, y solidificar carreras de artista articulando la relación con galerías y coleccionistas de arte.
Tomando como referencia proyectos pioneros como el del Creative Growth Art Center de Oakland (California), el Atelier Herenplaats de Rotterdam (Holanda), el CREHAM de Lieja (Bélgica) y tantos otros centros que funcionan con éxito fuera de nuestras fronteras desde hace décadas, el trabajo que se desarrolla en Debajo del Sombrero corrobora que la experiencia artística puede ser una vía para desarrollar un proyecto vital completo e integrador.
Uno de los proyectos que aglutina esta asociación es El Sombrero en la Casa, que se desarrolla en La Casa Encendida, y ofrece formación artística y técnica en diferentes formatos, además de invitar a lo largo del curso a autores de prestigio que refuerzan el proceso de aprendizaje. El 30 de septiembre de 2011, los participantes en este proyecto visitaron Transtempo, la exposición de la fotógrafa Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949) que acogió el Círculo de Bellas Artes entre julio y octubre de este año. En la muestra pudieron verse más de tres décadas de trabajo de la autora, específicamente el que realizó en territorio gallego. García Rodero fue la primera española en ser miembro de la Agencia Internacional de fotografía Magnum y se inscribe en la tradición de la antropología visual.
A continuación podéis ver la interpretación personal que algunos de los participantes efectuaron, lápiz en mano, de las obras de este referente de la fotografía contemporánea. Aquí, los nombres de todos los artistas: Alberto de Torres, Andrés A. Fernández, Antonio González, Eduardo Oquendo, Héctor Modrego, José Luis Morón, José Manuel Egea, Marina Solana, Marta Barbachano, Miguel Ángel Suesta, Rosa María Herranz y Teresa Fernández.
[1] Círculo de Bellas Artes, Art Brut. Genio y delirio, p.18.
Me paerece muy buena idea este tipo de iniciativas, como las que lleva a cabo Debajo del sombrero. Creo que la promoción y la difusión de las obras es muy importante y ellos están haciendo una gran labor.
Muy bueno este post, las fotos de Cristina García Rodero son espectaculares y las interpretaciones de los artistas me parecen muy interesantes.
Un saludo!
Un 10 para Cristina García Rodero y el Circulo de Bellas Artes por permitir estas iniciativas y un 20 para “Debajo del sombrero”. Yo creo que ni ellos mismos son capaces de ver la importancia de su trabajo para “sus artistas”.
Y otro 10 para los artistas.
Un abrazo.