“Porque ser una misma significa darte el capricho de ser cualquier persona. Por eso…. ¡Viva el disfraz!” Samantha Hudson acabó el pregón, la sala de baile estalló en confetti blanco y la fiesta de Carnaval del Círculo de Bellas Artes entró en catarsis. Durante toda la noche del sábado 18 de marzo, 2000 personas jugaron a ser quien quisieran recorriendo el edificio de sorpresa en sorpresa.
Androides, astronautas, brujas, estrellas del rock: en mitad de la escalinata o junto a alguna de las barras, todo el rato encuentros improbables. Por aquí una dama victoriana saludando a un unicornio, por allá un pirata que por lo visto ha entrado en Matrix. Mucho brilli, mucho drag y mucho humor para un evento que se presentaba como una celebración de la libertad en torno al tema de la identidad. Una recuperación, también, del carácter subversivo y disidente que está en la esencia del propio Carnaval, y en la de las fiestas del Círculo, que ha recuperado este año sus bailes de máscaras, una tradición desde 1981.
La apuesta por la diversidad y por las búsquedas también entró por los oídos. Los tambores de Tabarilea hicieron entrar en calor a un público al que todavía le quedaban horas en las que venirse arriba. Alnank, La Jaguara, Rocio Saiz, Lapili, Meneo, Oro Jondo, Diego JG y SLVJ: por cada DJ, una sesión y un mundo. Si uno hacia viajar al pasado con temazos que no había quien no quisiera cantar a voz en grito, otro llevaba al trópico con electrocumbias. En un escenario, un hada de agua; en otro, un diablo de alas negras. Techno y perreo, éxitos del verano y clásicos pop. Ser quien se quiera también es crear y divertirse de tantas maneras distintas como se pueda imaginar, y esta fiesta decía eso a todo volumen.
“¿Quién eres tú?”, le preguntaba la oruga a Alicia en el País de las Maravillas. “Pues ahora mismo, señora, ni lo sé” —respondía Alicia—. Sí sé quién era cuando esta mañana me levanté, pero he debido de cambiar varias veces desde entonces”. Quienes aceptaron la invitación de pasar este sábado de Carnaval en el CBA sin duda ya saben el secreto que hay detrás de esa escena. Lo supieron al pensar su disfraz, al buscar cada uno de sus elementos, y al dejarlo ver por primera vez despertando risas, asombro o admiración: que se puede elegir ser otra cosa, y que se puede hacer real esa elección. Luego llegan el cruce de miradas, el reconocimiento y la posibilidad de serlo en compañía, y ahí sí que empieza la fiesta.
Muchas gracias por venir y hacerlo posible. ¡Os esperamos en la próxima!