A finales de los años veinte, y tras ocupar el puesto de secretario de la Embajada de Washington, el diplomático Edgar Neville aprovecha sus primeras vacaciones para marchar a Hollywood y conocer desde dentro el mundo del cine que tanto le fascina. La simpatía arrolladora de Neville le granjeará inmediatamente la amistad de la aristocracia de la pantalla (desde Charles Chaplin hasta Douglas Fairbanks o Mary Pickford), pero sobre todo le abrirá las puertas de la Warner. Son los años de inicios del sonoro, el doblaje no existe todavía y el subtitulado es una opción poco viable para la exhibición de películas, por lo que las grandes majors deciden explotar sus películas en el extranjero realizando versiones de sus cintas de éxito en otros idiomas, aprovechando los planos generales de las cintas originales y refilmando los primeros, cortos y medios planos tras sustituir a los actores americanos por otros procedentes de los países en los que se hablen las lenguas de la nueva versión. Unas multiversiones idiomáticas que cuentan con la supervisión de un director americano perteneciente a la nómina del estudio, pero también con la dirección más o menos efectiva de una persona que domine la lengua versionada.
Aquí es donde Neville conseguirá su primer cometido en Hollywood. Al ser preguntado por qué película del estudio considera que sería mejor recibida en España, él sin dudarlo apunta a El presidio (The Big House, George W. Hill, 1930), una cinta basada en un motín carcelario que había tenido lugar en Colorado dos años antes y que había ocupado primeras planas en todos los periódicos y noticiarios gracias a los expeditivos métodos del alcaide para aplacarlo, desde el uso de fuego graneado hasta la voladura con dinamita de los muros del bloque. The Big House alcanzará, amén de un notable éxito de público, todo tipo de alabanzas entre la crítica, refrendada por dos de los recién nacidos premios Oscar. Los estudios no lo dudan y ponen en marcha una triple versión: bajo la supervisión de Ward Wing, ayudante de dirección de la cinta original, y mientras otro recién llegado a Hollywood, el húngaro Paul Féjos, pone en práctica su dominio de idiomas para encargarse de filmar al mismo tiempo la versión francesa (Révolte dans la prison) y alemana (Menschen hinter Gittern), Neville arranca el rodaje de la correspondiente versión hispanoparlante con un puñado de compatriotas llegados a Los Ángeles: José Crespo, que interpretará el papel del preso inocente (Chester Morris en la versión original), Luana Alcañiz en el rol de Ana (Leyla Hyams en la cinta primigenia) y, como papel estelar, Juan de Landa sustituyendo a Wallace Beery en el papel del sanguinario ‘Metralleta’ Butch.
Si la cinta original había resultado un gran éxito, la versión en castellano no se quedará a la zaga. La crítica se vuelca en la que considera la primera cinta “hispana” de relevancia de la producción hollywoodiense, el público aplaudirá la película, y Juan de Landa se convirtirá en una estrella que prolongaría su carrera en diversos países hasta finales de la década de los cincuenta. Tras su estreno en el Cine Callao en 1931 El presidio encontraría una notable carrera comercial tanto en España como en Hispanoamérica, pero pocos meses después, al concluir su carrera comercial, desaparecerá de las pantallas y pasará a convertirse en una película oficialmente perdida, lo que la convertirá en invisible durante más de ochenta años. Hasta hoy: este viernes 13 de marzo a las 19:30 el Cine Estudio presenta la primera proyección pública de El presidio en las últimas ocho décadas. Como lujo añadido, el historiador Santiago Aguilar, autor del libro Edgar Neville: tres sainetes criminales y gran conocedor de la obra de Neville, realizará una presentación de la cinta para ponerla en contexto y explicar el muy desconocido proceso de multiversiones idiomáticas del Hollywood del primer sonoro. Una cinta excepcional y una oportunidad única para ver una película desconocida de uno de los directores fundamentales de la historia del cine español, en lo que supone una cita ineludible no ya sólo para los interesados en la obra de Neville sino para todos los amantes del cine. ¡Os esperamos!