En 1989, durante un concierto en Valencia de The Modern Jazz Quartet, Esther Cidoncha decide fotografiar al legendario combo norteamericano. Los negativos impresionados en esa sesión inaugural por Esther marcan el punto de partida de una excepcional carrera profesional que, desde esa fecha y hasta su desgraciada muerte en mayo de 2016, quedaría para siempre estrechamente vinculada al Jazz, un tipo de música que la propia fotógrafa definiría como “compleja, sugestiva y evocadora”.
Su condición de bailarina profesional de danza contemporánea quizás explique la fascinación de Esther por ese peculiar pulso rítmico tan inherente al jazz: el swing, una cadencia vivaz y armoniosa que iba a impregnar su vida de los sonidos fundacionales que inventaron los grandes maestros: Charlie Parker, Miles Davis, Coleman Hawkins. Esa música activaría el talento de Esther Cidoncha como creadora de imágenes convirtiéndola en una fotógrafa de raza.
La improvisación, otra de las notas distintivas del jazz, pasó a consolidarse poco a poco como el ingrediente fundamental en las sesiones fotográficas de Esther, casi todas ellas localizadas en el más inmediato entorno geográfico de los escenarios, sin que la captura del instante tuviera que coincidir necesariamente con el tiempo en el que suena la música. No en vano una gran parte de la obra de Esther Cidoncha refleja instantes previos o posteriores a los conciertos.
Quizás la mejor manera de apreciar el arte de Esther sea deteniéndonos en una de sus fotografías, justamente en esa que la propia fotógrafa destacaba como una de sus preferidas. Se la hizo al trompetista Nicholas Payton en el Festival de Jazz de San Sebastián en 1992, y es una imagen de minuciosa composición, en la que trasciende una suerte de ascetismo y serenidad, también de misterio, características que constituyen una síntesis perfecta de su estilo como fotógrafa. Oigamos a la propia Esther describiendo esta foto:
“En la foto no se sabe bien lo que está pasando ni siquiera si son músicos. Era de noche y estábamos en la explanada del Ayuntamiento de San Sebastián cerca de unos arcos. Nicholas Payton y su grupo esperaba tranquilo su turno para salir al escenario mientras tocaba el gran pianista Hank Jones, el cual no sale en la fotografía. Algunos de estos músicos están en sombra y solo se percibe su silueta en negro. El trompetista Nicholas, que es el único que espera sentado, está sonriendo y encantado viendo el concierto. Hay luces y sombras que provienen del escenario. Ellos ni siquiera se dieron cuenta que yo les estaba fotografiando”.
Esther Cidoncha estuvo estrechamente vinculada al proyecto Jazz Círculo, sobre todo en las dos últimas ediciones, cuyos carteles fueron diseñados a partir de sendas fotografías suyas: la de Wadada Leo Smith para Jazz Círculo 2015/16, y la de James Carter para la vigente edición de 2016/17. Esta décima entrega de Jazz Círculo está dedicada “In Memoriam” a Esther Cidoncha.