Javier Manterola Armisén es uno de los ingenieros más destacados y brillantes del panorama actual. Suyos son los proyectos de algunas de las obras públicas más importantes de España, como el puente sobre el Embalse de Barrios de Luna o el puente de la Bahía de Cádiz, recién finalizado. Además, como catedrático de puentes de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid durante más de treinta años, ha moldeado a toda una generación de ingenieros que no solo han recibido de él una exquisita formación técnica sino también una visión humanística y estética fundamentales.
Manterola ha pasado toda su vida tendiendo puentes, y no solo en sentido literal. «A los puentes –como a las personas– se los quiere más o menos, y hay momentos en la vida en que emprender un proyecto determinado –no por el valor intrínseco del resultado final, sino por todo un conjunto de factores– genera una serie de interrogantes que se van concretando, y son justamente esas respuestas las que hacen que quedes más o menos satisfecho con la obra» dijo Manterola en una entrevista para la revista Minerva.
Autor de diversos ensayos y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Manterola ha dedicado buena parte de su tiempo a promover la necesidad de una apreciación estética y formal de las obras de ingeniería, porque «el que la ingeniería sea considerada una obra de arte no es necesariamente importante para la ingeniería, es importante para el propio arte».
Manterola se aleja de esa consideración trasnochada del ingeniero como un mero solucionador de problemas técnicos. «Hay que conocer el mundo de cada una de las artes para comenzar a apreciarlas. Estamos trabajando para que la gente empiece a mirar y a saber ver la ingeniería, para entenderla mejor. En este ámbito se debe entrenar la mirada, al igual que se enseña a apreciar la escultura, la pintura, la arquitectura, la música… Enseñamos la ingeniería pensando que no sólo mostramos una cosa funcional, sino que, además, se trata de algo bello», dijo Manterola.
En este documental en DVD y en el libro que lo acompaña, Manterola reflexiona sobre la tarea del ingeniero y su relación con la arquitectura y con el entorno, al tiempo que repasa los grandes hitos de su trayectoria profesional y explica todo lo que un lego debe saber sobre puentes. Y lo hace con humildad, sencillez y sentido del humor.