Números que sonrojan: el estado de la cultura en España

El Círculo de Bellas Artes acogió la presentación del Informe sobre el estado de la cultura en España 2016. La cultura como motor de cambio, dirigido y coordinado por Enrique Bustamante, catedrático en Comunicación Audiovisual y Publicidad.

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La Fundación Alternativas avala este trabajo que, además de ofrecer un diagnóstico sobre el estado de nuestra cultura, aporta una serie de propuestas para mejorarla.

Advertimos que los resultados no son asombrosos. No extraña la eliminación de puestos de trabajo, la reducción de la oferta cultural, el descenso del número de espectadores y consumidores, las pérdidas millonarias… No extraña porque tal vez fuera esa la intención: la de acostumbrarnos, a golpe de medidas, a entender que la cultura es el último mono esto de la crisis.

El informe señala el ligero repunte que la actividad cultural ha tenido en España. Pero el daño ha sido tal, que si echamos un vistazo a los datos anteriores a 2008, conformarse con los recién publicados equivale a aceptar que hay que conformarse siempre con las sobras.

Durante estos cinco años de crisis económica se han perdido más de 100.000 empleos (léase lo que es: 100.000 personas sin trabajo), se han cerrado 4.500 empresas dedicadas a la cultura y ha bajado hasta un 27,72% el consumo de productos culturales. “Hablamos de un castigo en el IVA, de recortes muy fuertes en las ayudas de las autonomías, en grandes y pequeños municipios. En definitiva, la crisis cultural en España ha sido mucho más fuerte que la del resto de los sectores económicos”, señala Enrique Bustamante en una entrevista realizada en Radio Círculo.

La dejadez y la falta de interés por parte de las políticas culturales, han visto en la crisis económica un fantástico aliado, al abrigo del cual se han llevado a cabo medidas bien inservibles –por poco desarrolladas–, como la Ley de Propiedad Intelectual, o bien tan negativas como la modificación de la Ley de Bases de Régimen Local, que ha eliminado la obligación de las corporaciones de prestar servicios culturales. O como el tristemente célebre 21% de IVA cultural que, además de no servir para recaudar fondos, ha conseguido que los españoles frecuentemos cada vez menos lugares de consumo cultural.

Así, a lo largo del informe, elaborado gracias a la investigación de 19 expertos de diversas universidades, se hace alusión a las instituciones públicas y privadas, poniendo de manifiesto la necesidad de un apoyo explícito. Según Bustamente, “sin ayuda firme, la creatividad cultural seguirá existiendo pero será difícil que llegue al público con calidad. La cultura genera cohesión social, participación democrática… pero no puede llegar al público porque el tejido económico industrial se lo impide”.

Las recetas para mejorar la penosa situación que atraviesa nuestra cultura, lejos salir de una varita mágica, son concretas y evidentes. La Fundación Alternativas les pone nombre. Algunas de ellas son: la disminución del IVA, la restitución del Ministerio de Cultura, la recuperación de los presupuestos públicos, la reformulación del Plan de Fomento de la Lectura, un acuerdo nacional sobre el préstamo digital, la descentralización de la oferta musical en directo y el apoyo a las salas, la dotación de 90 millones para el Fondo de Ayuda a la Cinematografía, o la creación de un consejo o agencia del diseño.

Como decíamos al principio, y apunta Bustamante, “nos encontramos en un punto de inflexión en medio de la crisis que hemos sufrido y parece que hay algunos signos de recuperación”. Sin embargo, el informe evidencia que además de ser una mejora poco significativa, la distancia con los datos pre-crisis está aún muy lejos de salvarse.

Mucho más difícil aún va a ser que se extienda la idea del subtítulo de este informe: “La cultura como motor de cambio”. Incluso entre parte de las personas que conforman el sector. Será complicado quitarse el polvo pedigüeño con el que llevan años cubriendo las espaldas culturales. Será complicado no conformarse con la inclusión de apuntes sueltos y generales en los programas electorales.

Parece evidente que va siendo hora de sacar la Minerva que todos llevamos dentro.

Puedes escuchar la entrevista a Enrique Bustamante aquí:

Por Rosa Tasyaran y Sofía García

Luis de Pablo y la música como tiempo coloreado

Los #LunesAlCírculo del Círculo de Bellas Artes tuvieron la suerte el pasado 28 de marzo de contar con una conferencia del genio de la música contemporánea española y Medalla de Oro de la institución, Luis de Pablo.

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Con Alea el compositor explicó la presencia del azar en la música y reivindicó, citando a Debussy, que “la música no es más que tiempo coloreado”. De Pablo habló de la época entre finales de los 50 y 60 en los que esta música se desarrolló, y en la que él fue una de sus principales figuras. “El solfeo tradicional no servía para este tipo de música —aseguró el bilbaíno—. El pomposo solfeo es una manera de fijar el tiempo”.

La música aleatoria —prosiguió—, “era una manera de que el tiempo penetrase libremente”. Pero claro, como en todo, “el azar absoluto produce el caos absoluto, por lo que se hacía música libre, pero partiendo de ciertos parámetros fijos, que podían centrarse en la duración, la intensidad, etc, y otros que se dejaban al libre albedrío”.

De Pablo recordó el interés que en él suscitaron la música india o la iraní, en las que “hay un 50% de creatividad y de control; se trata de músicas escritas en las que hay una gran libertad para el intérprete”. Además, reivindicó dos figuras de la música clásica en Europa, Debussy y Chopin.

Al primero, a “su abuelo”, le debe “que rechace la catalogación de las formas y hay que destacar las palabras que dirigía a los jóvenes a los que animaba a salirse de ellas y salir al campo a escuchar el viento. La forma musical —citó De Pablo— viene de la materia musical que está uno inventando”.

Al segundo, por su “enorme expresividad de armonía”. Luis de Pablo aludió a la película El Pianista de Roman Polanski, para referirse a Chopin. “La potencia expresiva de Nocturne nº20 en esa escena ya lo dice todo”.

La cita terminó con diversas preguntas, en las que Luis de Pablo contó alguna anécdota interesante, como que la formación del Grupo Alea, el centro de música electroacústica auspiciado por la familia Huarte, no debió su nombre a este tipo de música, sino a lo que el propio compositor describió: “constituir aquel centro musical era algo realmente aleatorio en un país como el nuestro”.

El Círculo de Bellas Artes editó hace unos años A contratiempoun libro + dvd en el que se incluye un vídeo documental y diversos textos en relación al compositor.

La próxima cita de los #LunesAlCírculo es el 4 de abril con Patxi Lanceros y su conferencia Al otro lado del río. Disidencias y desinencias, ligada a la exposición Danubio, que puedes ver en el CBA hasta mayo. 

La mirada deconstructiva: una oda a la fragmentación

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En la segunda sesión de los ciclos Los Lunes, al Círculo, titulada ‘Juegos, Deconstrucción’, Ana Fernando (Madrid, 1977) nos acercó a la idea de la deconstrucción explicada desde la lógica de los juegos. Para ello, se vuelve necesario cambiar la mirada sobre todo aquello que nos rodea y nos atraviesa desde distintos vértices. Y esforzarse por observar “los restos de aquello que ha existido de otra manera y también como algo nuevo que está por empezar”. La interpretación de Fernando es, por lo tanto, una oda a la fragmentación de lo que queda entre el proceso que se da entre el paso de una cosa hacia otra.

“Hay que asomarse, aunque parezca que no hay nada”, apuntaba la ponente, animando al público. Entre otras historias, la ponente explicó -mediante la exposición de fotografías, collages y piezas audiovisuales- que, por ejemplo, los preludios del compositor polaco Fryderyk Chopin eran defendidos por el autor como “piezas independientes”, mientras que los críticos -exaltados- expresaban: “¿preludio de qué?“. No obstante, ahí está la deconstrucción del pianista, que también se encontraba a lo largo de sus partituras, atiborradas de tachaduras y apuntes al margen.

Otra de las referencias deconstructivas presentadas por Ana Fernando se da en el ámbito del periodismo: recordando un antiguo libro descatalogado que llevaba al entrevistador a realizar sus entrevistas en diferentes espacios y tiempos, como en los encuentros en una estación de trenes en hora punta, pensando que la intemperie colocaría a cada palabra en su lugar.

Sin embargo, deconstrucción también es “todo aquello que no entendemos o la limitación a ver solamente una parte. Sobre todo si se trata de la parte de atrás de las cosas”. De ahí emerge el equívoco, es decir, el mundo de las apariencias y de los juegos del engaño que, irremediablemente, tienen mucho que ver con “el piso inestable en el que nos encontramos”.

¿Y qué hay del juego en todo esto? -se preguntaba a sí misma-. “La capacidad de introducir una intemperie en el refugio; introducir un exterior en un interior. Es como construir cosas en casa, cambiando el escenario de tal manera que una mesa se vuelve un territorio y las cortinas toman otro significado”.  En su conferencia, Fernando además recordó que Juan Bordes hablaba de una serie de juguetes de construcción de cristal que desaparecieron, precisamente, por su fragilidad. “Hubiese sido mejor correr el riesgo. Podría haber traído buenas cosas jugar con aquello que es peligroso”.

Ana Fernando Magarzo nació en Madrid, pero sus raíces (flotantes) llegaban hasta un pequeño pueblo de los Arribes del Duero, en la frontera con Portugal. Esta condición inicial vital tal vez marcó su predisposición para el viaje y su innegable propensión al entre. También repercutiría entonces en su asombro e interés tanto por lo rural como por lo urbano, y en la admiración por todo tipo de abismo, transición o alrededor, exterior o interior.

Recientemente han sido publicados sus artículos La crítica, instrucciones de uso (2014) y Deshaciendo ciudad (2015). También el libro Despaisajes (2015), un extracto de la tesis doctoral Lo infraordinario, hoy por hoy en deconstrucción.

Por Alejandro Alcolea

Unión Europea: Seguir con vida o morir

#SeguirConVida, así se llama la campaña que promueve Médicos Sin Fronteras para acercarnos la realidad de los refugiados sirios y de Sudán del Sur, que incluye una exposición fotográfica a cargo de la fotoperiodista Anna Surinyach, y que permanecerá en la Azotea del CBA hasta el 31 de marzo. El lema escogido sin duda plantea una paradoja si lo tomamos como pregunta hacia nuestras conciencias: ¿Seguimos con vida en Europa?

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos…
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto: Anna Surinyach @surianna

Toc, toc, ¿hay alguien ahí? Mientras los gobiernos en la Unión Europea demuestran una inoperancia manifiesta hacia la crisis de refugiados, estos tratan de atravesar una Europa que se ha plagado de barro, bloqueos, concertinas, alambradas, bandas de timadores –que se aprovechan de la carestía en el camino–, etc., y eso que, en teoría, les ampara el derecho internacional de asilo.

«¿Dónde empieza Europa?», le preguntaba un refugiado a Anna en la frontera de Croacia, tras haber atravesado Grecia, Macedonia y Serbia. «Es muy ilustrativo de lo que pasa», comenta. Los refugiados salen de una guerra, pensando que al menos van a encontrar unas mínimas garantías en Europa, algo que no ven por ningún lado y que se aleja de la imagen que, a priori, tenían de la Vieja Europa. Y es que la UE, que tan buenas ideas traía en sus comienzos, murió hace tiempo. Si no fuera por las ong’s, esta crisis sería aún mayor.

Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas.
Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas. Foto: Anna Surinyach @surianna.

«Creo que es la primera vez que Médicos Sin Fronteras despliega sus recursos en Europa», puntualiza Anna. Entre otras muchas acciones, por ejemplo, financió un barco de rescate en el Mediterráneo, uno de verdad, mientras todos veíamos a Ailan ahogado en una costa griega, y seguíamos anestesiados, a lo nuestro. Con un poco de eso con lo que a algunos se les llena la boca, voluntad política, imaginamos que, si no la guerra –de la que por cierto, se habla poco o casi nada–, al menos sí podría gestionarse mejor la crisis de refugiados.

Mientras Alemania ha cerrado el grifo y cada uno hace la «guerra» por su cuenta, en España, hasta hoy, se han acogido a 18 refugiados… Deberíamos decir eso de «nada más que añadir», pero no. Y es que la vergüenza es aún mayor si además sabemos que un país como Canadá, que se encuentra al otro lado del océano, no sólo acoge refugiados sirios, sino que facilita su llegada con los medios de que dispone y encima ofrece toda la información al respecto a sus ciudadanos. En España, mientras algunas ciudades, como Madrid o Barcelona, han mostrado su compromiso por recibir refugiados, el Gobierno no se manifiesta al respecto. Más resolución demostramos a la hora de deportar. Ahí sí que somos eficientes y organizados, y se ofrecen todas las facilidades, incluyendo partidas presupuestarias. Sin contar «devoluciones en caliente» se han fletado hasta 253 vuelos en cuatro años, y se han presupuestado 12 millones de euros para deportaciones en 2015 y 2016, la mitad de lo que se presupuestó con el mismo fin en 2013 y 2014.

Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna
Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos… Foto de Anna Surinyach @surianna

¿No estaríamos todos de acuerdo en que nuestro Gobierno abanderara una causa como han hecho los canadienses? ¿No sería algo por lo que sentirnos orgullosos, al menos casi tanto como lo estamos por nuestra selección de fútbol? ¿No llegaría lejos la «Marca España» con algo así? Anna Surinyach no lo tiene claro, pero es concluyente: «Merkel ha cambiado su gestión de la crisis por las presiones internas en Alemania. No tengo claro qué pasaría con la gente una vez que los refugiados llegaran a nuestras fronteras. Me gustaría creer que lo apoyaríamos todos, pero lo cierto es que da igual lo que pensemos: esta gente huye de una guerra, tiene derechos y nosotros la obligación de acogerlos».

En un mundo globalizado que une e interconecta mercados, economías, tecnologías, ideas, proyectos de emprendiemiento, musicales, de cine, inversiones, etc, Europa cierra fronteras a personas a las que niega unos derechos adquiridos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmados en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguien se acuerda de lo que pasó entonces?

Pero la desmemoria y el estado letárgico no son sólo propiedad de los distintos gobiernos, sino también de la población. «La sociedad civil –apunta Anna– debe reaccionar y salir más a la calle. Todo el mundo conoce el problema y se indigna, pero ¿qué pasa entonces que nadie sale a la calle? Se hizo contra la guerra en Irak, igual como esto queda más cerca…».

Anna Surinyach apunta otras posibles causas a la inacción generalizada en nuestro país: «El trasfondo racista está ahí, además, son musulmanes…».

Foto de ©Ana Tomás
Foto de ©Ana Tomás

Esta muestra, que viene acompañada por otra que se expone en El Retiro y que también incluye imágenes de los refugiados de Sudán del Sur, es “una bofetada de realidad en la cara”, según su autora. “Hay gente que me dice que estamos sobresaturados de imágenes de este tipo y que no te afectan igual; yo creo que si a alguien no le afectan, es que tiene un problema serio”.

Al menos servirá para que las generaciones del futuro no vuelvan a ser igual de cafres a la hora de cargarnos la poca dignidad que nos quedaba en Europa. Sin embargo, nosotros también pudimos ver las fotos de refugiados en la Segunda Guerra Mundial o en la Guerra Civil, y seguimos en las mismas.

Quizás la muestra debió exponerse en la puerta del Congreso de los Diputados. Es difícil saber si estamos a tiempo de reconducir la situación. Desde luego, lo de pagar a Turquía para alejar el problema, es una salida de lo más vergonzosa e indignante para una (Des)Unión Europea que, en cualquier caso, parece que no quiere #SeguirConVida.

como un corazón: alquimia de rock, poesía y flamenco

Como un corazón

Una apertura hacia la tierra, un agujero en el suelo de esta letra, la última del alfabeto griego, como símbolo de vaciamiento, de fin. Pero más que una clausura, Omega fue un comienzo, un lugar en el que la hondura dramática del flamenco encontró nuevas vías de expresión. Para Alberto Manzano  – escritor, poeta, periodista y traductor de la mayor parte de la obra literaria y discográfica de Leonard Cohen -, el descubrimiento del flamenco, tras colaborar con el propio Morente en ese disco matriz, fue una “luz” que le hizo verificar que “desde nuestro país y nuestra cultura, esta era la mayor aportación que podíamos ofrecer a la poética del rock”.

Alberto Manzano es también el responsable del proyecto Como un corazón, un puente artístico entre el flamenco y la poesía del rock norteamericano, que tomó forma de álbum el pasado mes de octubre y se presenta el 16 de marzo en directo en el Círculo de Bellas Artes. En este estreno, las cantaoras Rocío Bazán, Argentina, Rocío Segura y Paula Domínguez estarán acompañadas por una sólida banda que dará sustento musical a las letras de los poetas del rock norteamericano (Jackson Browne, Cohen, Dylan, Suzanne Vega, Elliott Murphy, Hank Williams), García Lorca – el poeta favorito de Cohen -, Antonio Machado – el poeta por excelencia de Jackson Browne – o el francés Jacques Prévert.

A continuación, podéis leer la entrevista que le realizamos a Alberto Manzano a raíz del concierto. Nos quedamos con su cierre, una concisa y profunda definición para animaros a disfrutar de Como un corazón: “la alquimia de la palabra poética del rock hecha carne flamenca”.

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Danubio, el río negro

Uno de mis sueños de juventud era atravesar Europa y recorrer en piragua  los 4.000 kilómetros fluviales que hay desde la desembocadura del Rin en el Mar del Norte hasta el delta del Danubio en el Mar Negro, pasando convenientemente de uno a otro cauce por el canal Rin-Meno-Danubio. Si esta idea era sensata o tan siquiera realizable es lo de menos. Los sueños no están concebidos ni para ser juiciosos ni para ser fácilmente hechos realidad. Y mucho menos para alguien con la cabeza llena de historietas de El Corsario de Hierro, libros de Javier Reverte y revistas del National Geographic (cuando aún no se publicaban en castellano). Para soñar de forma políticamente correcta ya estaba el InterRail.

Algunos años más tarde tuve la ocasión de hacer parte de ese recorrido sobre una autocaravana con algunos amigos. Atravesábamos fronteras, los paisajes cambiaban pero el río era el mismo. El gran Danubio azul bien podría llamarse el río negro, no sólo por nacer en la Selva Negra y morir en el Mar Negro, sino también por la densa y oscura historia acontecida en las tierras que su curso atraviesa. Guerras, migraciones, comercio, cultura, luchas por el poder, destrucción y reconstrucción. Ciudades que cambian de nombre, países que se desmiembran.

Danubio, unas veces frontera y otras vía de comunicación. Tu nombre es un sueño de civilización y aventura para un chico español de barrio. Tu esencia refuta el dicho latino domi manere convenit felicibus, que asegura que el hombre debe permanecer en su propia tierra para ser feliz. O quizá no. Te veo en la exposición de Francisco González San Agustín en el Círculo de Bellas Artes y siento nostalgia de lo vivido y anhelo de lo que no he conocido, una tensión entre pasado y futuro sólo resoluble en el presente, porque la vida es lo que está pasando y no lo que estamos esperando.

Emotivo punto de inflexión de Rufus T. Firefly en su concierto de #FronteraAmbar

Llegaba Rufus T. Firefly al ciclo #FronteraAmbar del Círculo de Bellas Artes con la promesa de un concierto especial celebrando sus 10 años de existencia, después de haberse confirmado en 2015 como una de las bandas más prometedoras del panorama del rock alternativo nacional y de haber recibido unas excelentes críticas por su último álbum, Nueve.

Rufus T. Firefly sobre el escenario de #FronteraAmbar 2016.
Rufus T. Firefly sobre el escenario de #FronteraAmbar 2016.

Recuerdo esas palabras un tanto cursis y manidas de Valdano: “El fútbol es un estado de ánimo”. Lo cierto es que todo lo que surge de la mano del hombre es reflejo de un estado de ánimo, y más en el campo de la creación y la cultura. Rufus T. Firefly está en ese punto de inflexión en el que, tras estos 10 años de camino independiente, está llamado a dar el gran salto, como ya ocurriera en su momento con Vetusta Morla o con Izal. La banda arancetana está en un vértice de felicidad, pasión, emoción, puro disfrute…, algo que Vic dejó entrever en sus palabras antes de comenzar el concierto y que corroboraron a lo largo de cada minuto del mismo encontrando una emoción recíproca en el público congregado, desde sus primeras canciones en inglés (There are no fireflies, Invisible, Disilusion…), hasta los temas con los que cerraron, Pompeya, El increíble hombre menguante o El problemático Winston Smith, pasando por La historia secreta de nuestra obsolescencia, Somos el enemigo, Demerol y piedras o Un mundo sin abejas, entre otras muchas.

Esperamos no equivocarnos, ya no sólo por el bien de Rufus T. Firefly, que se merece todo lo mejor después de 10 años batallando con 5 discos y 48 canciones en la mochila, sino por el bien de la música española en general. Creemos que este segundo concierto del ciclo #FronteraAmbar será de esos en los que, para los que tuvieron la suerte de asistir, con los años podrán sacar pecho y presumir como un pavo: “Yo estuve allí”.

El grupo derrochó talento y desparpajo en el escenario de la Sala de Columnas, por el que también desfilaron amigos del grupo como Manuel Cabezalí, uno de los productores musicales más importantes del panorama indie, así como a Alberto, que dejó la banda en noviembre, y que ofreció la alternativa a su sustituto Rodrigo a los teclados, después de subirse al escenario en la cuarta canción.

Musicalmente cabe destacar el virtuosismo de los cinco. No creo que se pueda poner un pero ni a la base rítmica, ni a los solos, ni a las voces y coros. Estamos ante uno de los quintetos que más dará que hablar este 2016 (si les dejan). Es tiempo de festivales y de que les den la alternativa en plazas más grandes para demostrar que esa sinergia increíble que produjeron el viernes pasado en el CBA, la puedan repetir con un público masivo.

Pero tras la tempestad toca calma, por lo menos hasta el 29 de abril, fecha en la que regresa un nuevo concierto fronterizo a #FronteraAmbar. En esta ocasión, Julián Maeso, que nos deleitará con otro concierto diferente y no menos especial en acústico. Las entradas estarán contadas, ya que es “sentado”. ¡Date prisa! Anticipada a 12€.

La vida es ciencia

En el colegio a menudo le preguntan ¿Por qué te llamas Berenice? Y ella siempre responde “Porque me gusta”. La relación entre su nombre y la afición por la astronomía de su padre es algo que prefiere mantener en secreto, de momento. Algún día se animará a contarlo, porque el amor entre ellos dos es una ciencia sin muros.

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Las clases de gym-jazz son todo un reto para ella. No por el cansancio, sino por la sensación de estar todo el rato aprendiendo física con el cuerpo: saltos, contorsiones, bailes, ondeando su larga cabellera con cada movimiento. Una auténtica física de malabares la que realiza con su hermana en el centro cultural del barrio dos veces por semana. A la salida, agua y alimentación, porque la física ilumina pero las tripas rugen. De camino a casa, un océano de aire a su disposición para improvisar un taller de jabones con los botes de pompas que les ha traído su madre.

Por la noche, antes de dormir, a Berenice le gusta observar los planetas que cuelgan de su lámpara. De noche todo cambia, y sobre todo cómo percibimos la realidad. Al apagar la luz, las esferitas brillan el tiempo suficiente como para quedarse dormida mirándolas. Es como si le dijeran ven, atrapa la luz antes de que se desvanezca. Mientras, las pinturas del pasillo parecen cuadros enigmáticos envueltos en sombras.

A la mañana siguiente, las primeras luces del día se cuelan por las rendijas de su persiana. Los juguetes, aquí y allá, golpeados por los rayos toman un aspecto extraño, como de artes mágicas. Buenos días, desayunos, bañera, ropa puesta del revés, achuchones, lo normal cada mañana, un CSI en colores. De boca a boca y beso porque me toca. Del fondo de su vaso surgen burbujitas que se arraciman en la superficie de su colacao. Ella se imagina una civilización de diminutos seres de colores viviendo en esas burbujas, con sus casitas, sus coles, sus parques y sus niños haciendo burbujitas en sus vasos de desayuno soplando por diminutas pajitas, que a su vez generan otros mundos más pequeños aún. Todo un viaje al nanomundo.

Berenice se fija en la multitud de cosas necesarias para cuidar de ella y sus hermanos: radiadores, bombillas, agua caliente, secadores de pelo… ¿Cómo puede haber eficiencia energética con tanto dispendio? Ya hubo otros que inventaron esos aparatos, ahora os toca a vosotros hacer que consuman poco, les dice su madre con su libro de diseño e impresión 3D bajo el brazo. Mientras el más pequeño frunce el ceño para tratar de averiguar qué ha querido decir mamá, papá le guiña un ojo desde la puerta y le dice sonriendo ven a ingeniar el futuro.

Suena el timbre y salen a recreo. Berenice saca un par de mandarinas de la ricas de su mochila y decide compartirlas con su mejor amiga número uno y su mejor amiga número dos. Somos tres… hay catorce gajos… esto son matemáticas que se tocan. Somos dos hermanas, tu portal es el 37, once años cumples en mayo, números primos a tu alrededor durante todo el día.

De la cocina sale un delicioso aroma a algo dulce difícil de determinar. Un poco más de concentración y deberes terminados. Veamos esos reflejos, ponte a prueba… ¡Con un par de videojuegos! La tarta aparece en el salón. Por favor, no tocar, aún quema. Esta tarde va a ser genial.

Un cuento antes de dormir: “Érase una vez… Arduino en el planeta robótico Cubic_3”. Berenice se queda dormida, hoy con la luz encendida y el libro abierto sobre el pecho, soñando con su excursión al Círculo de Bellas Artes para asistir a la feria científica Con Ciencia en la Escuela. Porque la vida es ciencia y los sueños ciencia son.


 

(Las negritas de este texto hacen referencia a los nombres de los proyectos que se desarrollarán los días 9 y 10 de marzo en la VI Edición Con Ciencia en la Escuela. Más información en http://www.circulobellasartes.com/humanidades/vi-edicion-ciencia-escuela/)

la memoria es el alma

Umberto Eco falleció el pasado 19 de febrero a los 84 años de edad. O quizá no fueron 84, quizá fueron muchos más, porque como él mismo dijo en una ocasión, “quien no lee, a los setenta años habrá vivido una sola vida. Quien lee habrá vivido cincuenta mil años”. Deja detrás de sí una obra monumental que iba más allá de sus libros y ensayos. Fue el último gran humanista. Gianni Rotta, periodista en La Stampa de Turín, dijo de él que era “filósofo, profesor universitario, periodista, experto en libros antiguos”. Pero este ansia de conocer nunca estuvo asociada, en el caso de Eco, a la pose snob habitual de gente que lo ha leído todo. Eco, en cambio, “reía, se informaba de las novedades y –encendiéndose un cigarrillo- contaba la última broma antes de presentar una nueva teoría lingüística”.

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Rufus T. Firefly prepara sorpresas en su concierto especial 10 años

Llega el segundo concierto de Frontera Círculo Ambar con Rufus T. Firefly, una de las bandas de rock alternativo del momento. Será este viernes 4 de marzo en la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes con un directo muy especial, ya que cumplen 10 años y están dispuestos a ofrecer muchas sorpresas.

Rufus T. Firefly en una foto de sus comienzos en 2006.
Rufus T. Firefly en una foto de sus comienzos en 2006.

El grupo de Aranjuez repasará canciones de manera cronológica desde sus inicios en febrero de 2006 hasta hoy. Víctor ‘Vic’ (voz y guitarra), Carlos ‘Charly’ (guitarra), Julia (batería) y Sara (bajo) –Alber se uniría más tarde a los teclados, aunque recientemente lo ha sustituido Rodrigo–, comenzaron su andadura en la música cuando apenas eran unos chavales, pero ahora, diez años después y cinco discos más tarde, ya se han consagrado.

Rufus T. Firefly, que debe su nombre al personaje que encarna Groucho en Sopa de Ganso, quiere darse el gustazo de ofrecer un concierto irrepetible en el que tocarán canciones que no estamos habituados a escuchar en sus últimos repertorios y en el que, además, participarán algunas de las personas que han sido fundamentales en su carrera.

Sin duda, huele al típico concierto de «yo estuve allí», con un formato que dentro de unos años será difícil volver a ver con esta banda llamada al éxito. Una buena oportunidad de conocer la esencia de Rufus T. Firefly.

Una de las canciones que sí sonarán en esta cita irrepetible será Demerol y piedras, perteneciente a su último y alabado disco, Nueve, que hace poco grabaron así para la revista Mondo Sonoro.

#FronteraAmbar es un festival dedicado a la música independiente que este año cuenta con cinco fechas y que arrancó en febrero con Balago + Boris Divider. Todos aquellos que compren la entrada de forma online por sólo 12€ y que acepten recibir información, entrarán automáticamente en el sorteo de 6packs + póster del concierto, gentileza de Cervezas Ámbar.