Aunque Elsa Rovayo -más conocida como La Shica– es de Ceuta, aterrizó a los 15 años en Madrid, más en concreto, en ese símbolo para la danza que es Amor de Dios. Por aquel entonces los volantes eran su instrumento de trabajo. Pero su camino estricto por tablaos y compañías de danza le condujo a un paraje donde, al parecer, comenzó a andar con más libertad. Allí se encontró con su voz: flamenco y copla, rock y música negra. La ceutí articula un lenguaje singular e incorpora su particular visión del baile para ofrecer espectáculos que destilan creatividad y pasión.
Coincidiendo con la celebración de la Semana de la Cooperación que organiza la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), La Shica actuó en el Círculo de Bellas Artes y respondió amablemente al siguiente cuestionario: