La XXII Lectura Continuada del Quijote arranca este lunes 23 de abril a las 18h. de la mano del Premio Cervantes 2017, el nicaragüense Sergio Ramírez. Será el inicio de una lectura contínua de la obra culmen de la literatura universal en español, que ya se ha convertido en una tradición en el Círculo de Bellas Artes, coincidiendo además con el Día del Libro, y que se prolongará hasta el miércoles 25 alrededor de las 14h.
Durante ese espacio, la gente que quiera disfrutar de la obra de Cervantes, puede venir tanto a leer, como a escuchar o a participar de las actividades abiertas al público que tienen lugar en este periodo. En el CBA hay conexiones con todos los rincones del mundo que se han apuntado a leer, representaciones teatrales de algunos pasajes del Quijote a cargo de la Escuela Alicia Alonso, exposiciones, actividades para los pequeños en forma de cuentacuentos, etc. Y en esta ocasión, como novedad, nos preguntamos: ¿A qué huele el Quijote? A lo largo de la cita, a todos los lectores les entregaremos muestras en forma de tira de papel secante, de un perfume creado para la ocasión. Por primera vez Don Quijote de la Mancha tendrá olor. Siguiendo los pasos de La Invitada (Simone de Beavuoir) o Una habitación con vistas (E.M. Forster), la obra de Cervantes también será traducida al lenguaje olfativo.
Para ello, la perfumista Aitana López de Carrión, junto con su compañera Julie Pluchet, ambas de CPL Aromas, y la periodista y comisaria (El Arte del Perfume, CBA, 2014), Ana Fernández Parrilla, han tomado como referencia un fragmento del capítulo XXIII, que nos sitúa en la Cueva de Montesinos y que dice así:
De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.
Las cuatro de la tarde serían, cuando el sol, entre nubes cubierto, con luz escasa y templados rayos dio lugar a don Quijote para que sin calor y pesadumbre contase a sus dos clarísimos oyentes lo que en la cueva de Montesinos había visto; y comenzó en el modo siguiente: —A obra de doce o catorce estados de la profundidad desta mazmorra, a la derecha mano, se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas. Éntrale una pequeña luz por unos resquicios o agujeros, que lejos le responden, abiertos en la superficie de la tierra. Esta concavidad y espacio vi yo a tiempo cuando ya iba cansado y mohíno de verme, pendiente y colgado de la soga, caminar por aquella escura región abajo sin llevar cierto ni determinado camino, y, así, determiné entrarme en ella y descansar un poco. Di voces pidiéndoos que no descolgásedes más soga hasta que yo os lo dijese, pero no debistes de oírme. Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase; y estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza, ni imaginar la más discreta imaginación humana. Despabilé los ojos, limpiémelos, y vi que no dormía, sino que realmente estaba despierto. Con todo esto, me tenté la cabeza y los pechos, por certificarme si era yo mismo el que allí estaba o alguna fantasma vana y contrahecha; pero el tacto, el sentimiento, los discursos concertados que entre mí hacía, me certificaron que yo era allí entonces el que soy aquí ahora. Ofrecióseme luego a la vista un real y suntuoso palacio o alcázar, cuyos muros y paredes parecían de transparente y claro cristal fabricados; del cual abriéndose dos gran des puertas, vi que por ellas salía y hacia mí se venía un venerable anciano, vestido con un capuz de bayeta morada que por el suelo le arrastraba.
Esta es la interpretación que le ha dado en su perfume:
Recrea la profunda y oscura Cueva de Montesinos mediante notas de rocas musgosas, húmedas y terrosas. Hay un contraste entre las notas de salida que son frías, acuosas, salinas, aromáticas y un fondo que se vuelve oscuro, cálido y misterioso con incienso, ámbar y musgo de roble. Este contraste representa el estado de encantamiento en el que se encuentra Don Quijote y las sensaciones que experimenta, que son tan reales, le hacen dudar de si está despierto o soñando. Contiene dos extractos de jara – el aceite y el absoluto de ládano- una planta que crece de forma natural en España y enriquecen el carácter ambarado, con matices de cuero y resinas. El conjunto de hierbas aromáticas utilizadas (romero, mirto, lavanda, eucalipto) y las notas de madera (cedro, pachulí) aportan un lado campestre y salvaje. El absoluto de siempreviva realza el carácter aromático a la vez que difunde un olor cálido, dulce, como de heno, tabaco y miel. El ámbar gris y el incienso, refuerzan el lado salino de la composición mientras que el musgo de roble difunde el aroma natural de bosque, terroso y oscuro. Smoke Fusion es un ingrediente exclusivo de CPL Aromas de la colección de cautivos Aromafusion, que enriquece la composición con una faceta de madera ahumada.