Lo animal en España (1934-1955)


Una sesión a cargo de Lluís Alexandre Casanovas Blanco


“Yo, para esta transmisión, quise poseer el lenguaje de la verdad. A la palabra la encontré prostituida, pervertida. Era ya, en muchos casos, sólo antifaz de verdaderas intenciones. El lenguaje de la verdad estaba en el movimiento inconsciente. Observé que hasta los mismos animales nos miraban a los ojos para descubrir nuestras intenciones. Y fue el movimiento inconsciente de los ojos que me hizo comprender el verdadero lenguaje y campo propio del cinema.”

José Val del Omar, “Desbordamiento apanorámico de la imagen,” 1957

[texto de Lluís Alexandre Casanovas Blanco en torno a la proyección homónima que alberga el Cine Estudio del Círculo el 5 de mayo, que se verá acompañada de una presentación del autor junto a Piluca Baquero, directora del Archivo Val del Omar]


La modernización tecnológica y social que tiene lugar en occidente durante la primera mitad del siglo XX acelerará la redefinición de los vínculos históricos que los humanos han mantenido con lo animal. Lo animal, y no sólo los animales, porque esta reconceptualización se refiere tanto a la relación de los humanos con otras especies como a la consideración de las similitudes y diferencias del comportamiento humano frente al de otros organismos. Diversos autores han identificado la desaparición progresiva del animal de la vida diaria de los humanos como consubstancial a los procesos de modernización, esencialmente humanistas. Se entiende esta ausencia como el producto de diversos factores que incluyen: el abandono de la población del medio rural por las ciudades, la sustitución de la fuerza motora animal por fuentes energéticas adecuadas a las nuevas demandas de producción, pero también la caracterización de lo animal como antitético a lo moderno y civilizado. En este contexto, la redefinición moderna de la relación humano-animal se producirá desde diferentes ámbitos como la biología, la filosofía y la psicología. Desde principios de siglo, por ejemplo, la represión psicológica y la educación social de las masas buscaran el control de comportamientos instintivos atribuidos a especies animales. También el cine contribuirá a recalibrar este vínculo, como atestigua la abundante presencia de animales en las primeras experiencias cinematográficas, desde las descripciones proto-cinemáticas del movimiento de caballos y aves de Étienne-Jules Marey y Eadweard James Muybridge a la célebre electrocución del elefante Topsy filmada por Thomas Alba Edison en Coney Island en 1903. Durante las últimas décadas, la emergencia de nuevas corrientes de pensamiento como los feminismos, la teoría queer o la ecología han propiciado una revisión crítica de la renegociación moderna del vínculo animal-humano, argumentando la necesidad de un nuevo marco de relación dentro de las actuales urgencias climática, sanitaria y política. También cineastas y artistas han recurrido a lo animal como lugar desde el que pensar alternativas a nociones preexistentes de visualidad, comportamiento, comunidad o ética.


El programa Lo animal en España (1934-1955) rastrea en el cine de nuestro país la redefinición moderna de las relaciones humano-animal. Para este fin, se centra en diferentes ejemplos que conjuran lo animal –desde documentales agrarios y cine científico a cine experimental– en un
período que va de la proclamación de la Segunda República al inicio del desarrollismo franquista. No en vano, la relación con los animales es fundamental en las propuestas para solventar uno de los fenómenos clave del siglo XX español: el desarrollo cultural y económico de las grandes urbes versus el abandono y subdesarrollo de las zonas rurales. Piénsese, por ejemplo, en la voluntad de la República de tejer campo y ciudad a través de las Misiones Pedagógicas. O la vuelta a un campo idealizado, aislado de los males de la ciudad, propuesto por el primer franquismo, donde lo rural es entendido como arcadia feliz custodia de las quintaescencias nacionales. Más allá de estas instrumentalizaciones políticas de lo animal, el programa también indaga en el uso de otras especies como modelo alternativo para la subjetividad humana, encarnados aquí en el espectador. Este ocurre en la obra del cineasta granadino José Val del Omar (1908-1982), de la que se propone una relectura en estos términos, y se sitúa como antecedente a nuevas experiencias artísticas y discusiones contemporáneas sobre lo animal.

La ciudad y el campo (fotograma)


El programa se inicia con la proyección del cortometraje documental La ciudad y el campo (1934), del tándem Carlos Velo (1909–1988) y Fernando Gutiérrez-Mantilla (1903-1964), que describe los beneficios de nuevos métodos de producción avícolas, con especial énfasis en la introducción de medios mecánicos como incubadoras en la cría de pollitos. Rodada en un nuevo modelo de granja cooperativa fundada por el gobierno republicano en Torrelodones, la cría de pollitos sirve a Velo y Mantilla para exponer la interdependencia de los núcleos urbanos de los productos de las áreas rurales; un argumento que se enmarca dentro los esfuerzos de la República por sincronizar territorios con desarrollos desiguales. A pesar de que, en diversas secuencias, Avicultura sugiere la posibilidad de una comunicación entre la psique humana y la animal, la cinta supedita a las especies no-humanas a un proyecto político nacional. Originalmente producida para la Dirección General de Ganadería del Ministerio de Agricultura de la República, en plena Guerra Civil el Servicio de Difusión de la Enseñanza por Medios Mecánicos, dirigido por José Val del Omar, estrena una versión extendida del documental bajo el título de Avicultura (1937).


El escarabajo de la patata (fotograma)

El programa continúa con una selección de títulos de la amplia producción audiovisual realizadas por el cineasta e ingeniero agrónomo Jesús Francisco González de la Riva y Vidiella, Marqués de Villa-Alcázar (1885-1967) para el Ministerio de Agricultura a partir de 1939. Se trata de dos “charlas cinematográficas” dirigidas a campesinos protagonizadas por insectos: Seda en España (1941) y El escarabajo de la patata (1945). Como en Velo y Mantilla, la representación de gusanos y escarabajos responde a un proyecto político específico: estos cortometrajes son una muestra propagandística de los esfuerzos autárquicos del primer franquismo. Ambas proponen una relación humano-animal que se organiza en términos de provecho económico: así, los distintos ecosistemas naturales del país se describen como recursos a explotar. Los cortos se encuentran también atravesados por otras políticas del franquismo como por ejemplo el papel secundario de la mujer, o la supeditación de la naturaleza a un dios católico. Aunque haciendo uso de un lenguaje cinematográfico novedoso, la voluntad pedagógica del Marqués de Villa Alcázar se traduce a menudo en una antropomorfización de los animales, que en su forma pseudo-humana adquieren la forma de trabajadores.

Aguaespejo granadino (fotograma)

La sesión finaliza con la proyección de Aguaespejo granadino (La gran siguiriya) (1955) de José Val del Omar (194-1982). En este cortometraje sobre la Alhambra y los cármenes que la rodean abundan las secuencias centradas en especies vegetales y animales, como los cipreses y los nenúfares, o las tortugas y las ranas. Como ya señalara el crítico Gonzalo Sáenz de Buruaga en el momento de su estreno, Aguaespejo persigue superar el acercamiento tradicional al palacio árabe como arquitectura singular o monumento a través de su descripción como ecosistema, como paisaje resultante de las distintas formas que el agua adquiere en su recinto (fuentes, estanques, manantiales, nubes). Según Sáenz de Buruaga, “Val del Omar desarrolla su evocación a Granada, a través de un juego impetuoso … de planos, niños-gitanos, estáticos rostros expresivos, nubes locas, tortugas, chorros vivos de agua, árboles, montañas, y algún fotograma, muy escaso, de la árabe arquitectura de la Alhambra.” Esta película, que supone la vuelta de Val del Omar al cine después de una década sin filmar, se desmarca de la politización que los cineastas anteriores en el programa hacen sobre el rol de los animales. Descrita por el cineasta como un “éxtasis de galápago”–es decir, un arrebatamiento de tortuga– Aguaespejo invoca imágenes de no-humanos para mostrar una Alhambra solo asible a través de los instintos, despojándose de una percepción moderna contaminada por el espectáculo comercial.

Esta serie es producto de la investigación que el autor está desarrollando en la Universidad de Princeton como parte de su tesis doctoral bajo la tutela del Profesor Spyros Papapetros.

Imagen:  David Cárdenas Lorenzo

Americana Film Fest se estrena en Madrid en Cine Estudio del CBA

Americana Film Fest se estrena en Cine Estudio del CBA

Texto de Helena Agirre

Entre el viernes 12 y el domingo 14 de marzo podemos disfrutar en Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes, por primera vez en Madrid, de la proyección de una selección de nueve películas del Americana Film Fest, un festival que reúne un amplio espectro de películas y documentales con lo mejor del cine independiente norteamericano.

Americana Film Fest, que surge de la pasión de un grupo de amigos amantes de los festivales, ha llegado ya a su octava edición en las salas de Barcelona. Nos cuenta uno de sus directores, Xavier Lazcano, que en la ciudad condal siempre había habido diversidad en las programaciones de festivales, pero que la mayoría de las películas norteamericanas en las carteleras eran las superproducciones o blockbusters. Por eso, propusieron crear un festival de cine independiente norteamericano, para mostrar la gran diversidad de calidad filmográfica que allí se produce.

La organización de esta edición del Americana Film Fest ha estado totalmente atravesada por la incertidumbre: hasta 10 días antes del estreno en los cines barceloneses no sabían si saldría adelante o no. Con estos mimbres, dar el salto a Madrid se ha convertido más que en un acto de valentía, en algo heroico. Desde hace un par de años Xavier Lezcano y sus compañeros tenían en mente la proyección de su festival en las salas madrileñas, pero nunca se habían atrevido a coger el puente aéreo. Sin embargo, nos cuentan que por responsabilidad social, porque la cultura es segura y porque la gente quiere hacer cosas y seguir adelante, se han embarcado en esta aventura.

Además, ante la imperante incertidumbre de la presencialidad del festival y el deseo de ampliar fronteras, han apostado, como otros muchos festivales, por las plataformas digitales en la pequeña pantalla: la selección de películas se puede disfrutar en la plataforma digital de Filmin.

SELECCIÓN ESPECIAL PARA EL CINE ESTUDIO

El Americana Film Fest reúne todo tipo de películas independientes norteamericanas, desde dramas a comedias pasando por documentales y la selección especial para Madrid es una muestra clara de la esencia de este proyecto. De las 26 películas proyectadas en Barcelona, nueve viajan a Madrid para transportar al público a diferentes lugares y dar a conocer diversas historias en versión original. El festival comienza el viernes 12 a las 16h con la película El verano de Cody (Driveways) (2020) en la que podremos disfrutar del último rodaje para la gran pantalla de Brian Dennehy, fallecido en abril de 2020. La última escena de la película conmocionó al público catalán, fue una despedida al actor internacionalmente conocido por interpretar, entre otras actuaciones memorables, al Sheriff Will Teasle en Acorralado (1982).

El verano de Cody es una de las películas del Americana Film Fest que se presenta por primera vez en Madrid en Cine Estudio del CBA
“El verano de Cody” (Driveways) llega a Cine Estudio del CBA el viernes 12 de marzo a las 16h.

Entre las películas más sonadas del Americana Film Fest podemos encontrar Palm Springs (2020), una comedia romántica de ciencia ficción ganadora del premio a la mejor comedia en los Premios de la Crítica Cinematográfica y nominada a los Globos de Oro. Asimismo, Bienvenidos a Chechenia, un documental que sigue los pasos de un grupo de activistas que ayuda a las personas LGBTQ perseguidas por el líder checheno Ramzan Kadyrov, que suena en las nominaciones de “mejor documental” y “mejores efectos especiales” en la 93º edición de los Oscars. El próximo lunes 15 de marzo averiguaremos si este documental de David France se convierte en la rara avis de la categoría técnica compitiendo junto a películas como Tenent, de Christopher Nolan.

Además, en la selección del Americana Film Fest que veremos en Cine Estudio, tenemos: Black Bear, a cuya actriz Aubrey Plaza, la Asociación de Críticos de Hollywood le concedió el premio a la mejor interpretación; Night of the Kings, que ha obtenido siete premios y quince nominaciones en distintos festivales, entre ellos el IFFR Youth Jury Award de Rotterdam, por el que cinco jóvenes de la ciudad eligieron a esta película como la mejor de la candidatura; Lapsis, una película de ciencia ficción que ha sido premio elección del jurado al mejor largometraje en el Festival de Cine Fantástico de Bucheon (Corea del Sur); Palm Springs, una de las favoritas del festival y nominada a los Globos de Oro 2021 a mejor película comedia o musical y mejor actuación en comedia o musical a Andy Samberg; Shiva Baby, otra comedia multipremiada que está causando muy buenas impresiones entre el público; Spaceship Earth, un increíble documental de ciencia ficción que ha sido nominado en Sundance y Sitges; y cerramos con otra de las favoritas, The Killing of Two Lovers, un thriller psicológico que viene de cosechar las mejores críticas y que fue presentada en Sundance y fue ganadora del premio de jurado en el Atlanta Film Festival.

“Bienvenidos a Chechenia” es uno de los documentales más importantes del Americana Film Fest.

¿SON COMPATIBLES LA GRAN Y LA PEQUEÑA PANTALLA?

En este nuevo contexto pandémico lleno de incertidumbres, la industria del cine ha abrazado la tendencia que paulatinamente iba cogiendo fuerza los últimos años: las plataformas digitales. Como nos contaba Xavier Lezcano, muchos de los festivales de cine en 2020 y 2021 se han tenido que reinventar y plantear la posibilidad de no poder presentar el proyecto físicamente. La apuesta por la pequeña pantalla recibe buenas críticas en cuanto a la democratización de la cultura respecta. Gracias a que las plataformas digitales programan este tipo de festivales, más gente tiene acceso a películas independientes que no encuentran en los cines de su zona. Lezcano al hilo de esto, nos hablaba de su proyecto Ruta 66 que trata de llevar este género de filmografía a ciudades más pequeñas con el fin de hacer más accesible la cultura menos comercial. Por otro lado, hay críticos que afirman que este tipo de herramientas y consumo filmográfico es el fin de la gran pantalla. El director del Americana Film Fest nos confirma que es uno de los grandes debates en el mundo del séptimo arte, pero él es positivo con respecto a las salas de cine y afirma que “hay público para todo”. Los números de espectadores tanto en las salas de Barcelona como en Filmin han sido muy positivos, y espera que la tónica siga así en Madrid, donde Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes es una de esas salas que apuesta por el cine de calidad en VOSE, como el que nos trae Americana. Pasen y vean.

Entre falsos anda el juego: Orson Welles, Elmyr de Hory y Clifford Irving

Este mes de julio dentro del ciclo Cuentos de cine de Cine Estudio del CBA programamos Fraude (F for Fake!), de Orson Welles que se marca un fake cinematográfico en toda regla en forma de falso documental centrado en el falsificador y pintor Elmyr de Hory y en su biógrafo Clifford Irving, quien se hizo conocido también por ser condenado a dos años de cárcel por escribir una biografía falsa de Howard Hugues.

Entre falsos anda el juego, podríamos decir. Orson Welles, ya sabía lo que era quedarse con la gente tras provocar en 1938 la alarma y el pánico en EEUU adaptando La Guerra de los Mundos de HG Wells a un informativo radiofónico que contaba con pelos y señales cómo los alienígenas conquistaban la Tierra. Y ahora se lanzaba en 1973 a problematizar en torno a la autoría en el arte, a la identidad y la copia, contando la historia de Clifford Irving y Elmyr de Hory con una película que ya tuvimos la oportunidad de ver en 2013 con motivo de la exposición Elmyr de Hory. Proyecto Fake.

No tengo claro que Elmyr de Hory fuera consciente de la cantidad de debates que surgirían en torno a sus falsificaciones. Realmente De Hory tenía un don, si no, jamás se habrían vendido alrededor de 1.000 obras entre particulares, coleccionistas, marchantes y museos. Decía que pintaba «a la manera de» y con esa premisa lo hacía imitando a Picasso, Modigliani, Renoir, Degas… «Nunca he copiado ninguna obra. ¿Quién osaría decir que la interpretación no forma parte del mundo del arte?», decía en una entrevista en Le Figaro Litteraire con André Brincourt 1. Y continuaba: «Y si la pintura de los otros que hago contiene un cierto acento que solo me pertenece a mí, es precisamente porque por coquetería conservo respecto a ella una cierta distancia». Un jetilla. Pero aquí te propongo un juego. A continuación tienes a Jean Hébuterne, modelo de Modigliani, a la que el artista retrató en numerosas ocasiones. Uno de ellos está falsificado. ¿Sabrías decir cuál? Al final del texto doy la solución.

 

Pero ¿te imaginas que alguien como Elmyr de Hory hubiera sabido imitar a un desconocido y que finalmente la fama y las ventas millonarias fueran para él? En ese caso, ¿podría ponerse en duda también su valía presuponiendo que el original nunca fue capaz de vender un cuadro o al menos ser valorado positivamente por un experto? ¿Qué hace buena a una obra en cualquier caso? ¿Es la firma la que prevalece sobre cualquier obra de arte? ¿Necesitamos de la certificación de que algo es bueno porque ya ha sido reconocido previamente a través de su firma por nuestra ignorancia, falta de criterio o por miedo a la hora de emitir un juicio?

Sin embargo, Elmyr no vendía con su estilo, pero sí con el de otros y lo hacía con y sin firma, algo que en sí es contradictorio porque al no ponerla, ¿no se está pidiendo que se firme? Algunos marchantes le pedían cuadros a la manera de otros pintores, le pagaban poco y después se forraban ellos. «¿Pero yo qué puedo hacer?» se defendía. Al final le pillaron y pasó un tiempo en la cárcel en Ibiza, donde residió al final de su vida. «¿Debo ser castigado porque tengo la posibilidad de montar en distintos caballos mientras los demás solo montan en uno?». No parece que negara el carácter lucrativo de sus acciones. Por amor al arte habría seguido trabajando su estilo en lugar de plagiar.

Lo que sí consiguió es poner en duda las bases de una maquinaria del mercado que movía mucha pasta por todo el mundo. En ese momento en el que había verdadera locura por el arte, estas falsificaciones aceptadas como verdaderas, fueron una lección de humildad para esos supuestos expertos que establecían qué valía y qué no (2). La realidad es que no fue ni de lejos un caso aislado. Christopher Reed, editor de Harvard Magazine hasta 2007, contaba que Thomas Hoving, que estuvo 10 años como director en el MOMA, decía: «Habré examinado unas 50.000 obras de arte de todos los campos. Un amplio 40% de ellas eran o bien falsificaciones o bien obras restauradas tan hipócritamente o mal atribuidas que, para el caso, es como si fueran falsas».

«El artista actual —dice Fernando Castro (3)— está condenado a copiarse a sí mismo o bien a reprogramar obras existentes. Se utiliza lo dado en una estrategia semejante a la del sampler: el artista es un remixadorHay que darle un valor positivo al remake sin, por ello, caer en el alejandrinismo cool»

En torno a la exposición que en su momento el Círculo dedicó a De Hory se encontró con un problema curioso, y es que, al falsificador le habían salido otros que le imitaban a él. Ironías de la vida. El CBA realizó por entonces un montaje audiovisual que bajo el nombre de Historias como cuerpos, cristales como cielos, profundizaba acerca de la identidad humana, de cómo somos copia y original, de cómo todos fingimos en la vida y cómo nos ofrecemos a los demás con una máscara. ¿Somos realmente lo que somos? La labor de Elmyr de Hory fue, premeditadamente o no, fundamental para provocar un terremoto en los cánones de la crítica artística y quizás para que los artistas pudieran autocuestionar su trabajo frente al mercado del arte. Terremotos necesarios para pararse a pensar. Es irónico que esa falsa realidad del proceso artístico fuera falsificada al mismo tiempo.

En el mundo del cine, por ejemplo, se han copiado estilos de rodaje, formatos, personajes, guiones… y la autoría no se ha cuestionado tanto aún moviendo mucho dinero. Y se hacen remakes a diestro y siniestro, sin pudor.

También es fascinante pensar en quién era realmente Elmyr de Hory, quien utilizó hasta 60 pseudónimos en su vida. ¿Pudo alguien conocerlo realmente, pudo conocerse a sí mismo si es que conocerse está a nuestro alcance? En este sentido, me encanta el término de identidad confusa (4).  Con Irving tuvo una polémica curiosa porque este le escribió una biografía a partir de su amistad —parece que real— en Ibiza. Aunque es probable que muchos de los datos incluidos fueran verdaderos, realmente es difícil poner la mano en el fuego por ambos. ¿Era verdadero o falso, parcial o totalmente, lo que contó De Hory, así como lo que escribió después Irving que ya había sido denunciado y enjuiciado por falsear la biografía de Howard Hugues? De Hory denunció que la biografía no era autorizada, pero no queda claro si fue por despecho, ya que al parecer no vio un centavo de las ventas, o si es que realmente se arrepintió de la misma. El falsificador estafado.

Todo esto sirve para poner en contexto la estupenda F for Fake! (Fraude) de Orson Welles. ¡No te la pierdas! ¡Ah! El cuadro falsificado por Elmyr de Hory a la manera de Modigliani es el de la derecha, el otro, es auténtico. Pero, supongo que ya lo sabías ¿no? 😉

 

  1. Entrevista incluída en el catálogo descargable de la exposición Elmyr de Hory. Proyecto Fake!. Procede de una publicación de Le Figaro Litteraire en la que el periodista André Brincourt entrevista a De Hory. La traducción la hizo la Galería Orfila, que fue la primera en exponer a Elmyr de Hory en 1973.
  2. Christopher Reed decía que «las falsificaciones también nos enseñan sobre la falibilidad de los expertos; son, quizás, una necesaria lección de humildad» ¡Error! Texto de Christopher Reed, editor jefe de Harvard Magazine, publicado en Minerva 23 y traducido por Ana Useros.
  3. Compulsiones paródicas. Fernando Castro en Minerva 23.
  4. Juego de verdades. Dolores Durán Úcar, comisaria de la exposición Elmyr de Hory. Proyecto Fake!

 

Peter Ackroyd sobre ‘Thames Film’, que llega a Cine Estudio

Peter Ackroyd, notas para una presentación de Thames Film, British Film Institute, 2004. Traducción de Manuel Asín, programador de Cine Estudio.

He aquí una visión del oscuro Támesis, del “viejo padre Támesis” como espantoso y poderoso dios, no muy lejano al Nobodaddy de Blake. Ya en su poema Jerusalén, el Támesis estaba “borracho de sangre”. Y en efecto, en esta película hay algo terrible acerca del río, algo monstruoso que recuerda la frase de Conrad en El corazón de las tinieblas: “…este también ha sido uno de los lugares oscuros de la tierra.”. Caminando por las orillas del Támesis, río abajo, llegando al estuario, es posible sentir miedo. Una de las derivaciones posibles de la palabra “Támesis” es tamasa, que significa “río oscuro”; la palabra tiene un origen anterior a los celtas, de manera que atisbamos en ella un tiempo antiguo, casi primigenio.

 

Y sin embargo también lo bello y lo sublime forman parte de este terror. Raban ha aprendido algo de los grandes artistas del río, tales como Turner y Whistler, y ha retratado el Támesis con ropajes asombrosos.
A Raban también le interesa la historia del río –una historia líquida, como se ha dicho a veces—pero la impresión principal es la de que las aguas permanecen. El Támesis no vive en un tiempo humano. Vive en un tiempo geológico. Las figuras humanas de las viejas fotografías que vemos en la película son borrosas y pálidas. Son ofrendas humanas, están desapareciendo. El tiempo es uno de los elementos de la película de Raban. ¿Cómo pasa el tiempo para el río? Heráclito, el filósofo griego, vio el río como un símbolo de flujo y transitoriedad. No se puede entrar dos veces al mismo río. Cuando lo haces ya ha fluido y cambiado. Pero hay algo que persiste –un espíritu, una atmósfera, una presencia, que son las de las palabras de T. S. Eliot aquí leídas por él mismo. Una forma de vida que produce y persiste a lo largo del tiempo.
Es el motivo por el que esta es en muchos aspectos una película visionaria. Hay momentos de luz y color que elevan el espíritu. Hay formas y estructuras desmesuradas que espantan el pensamiento. Hay pasajes de niebla y turbulencias que dejan imaginar el Támesis primigenio de aguas pantanosas y encenagadas. Las vistas en profundidad fluyen a lo largo de esta película igual que las corrientes y las crecidas del propio río. Es una película muy fluida, en todos los sentidos. Los sonidos del río también son importantes. Hay un estruendo continuo, un lamento audible en los ruidos de las máquinas que luchan contra la tensa lámina del río, o en los gritos de las gaviotas.
Este ha sido también un río de tratos, un río de poder. Sus muelles, embarcaderos y fábricas fueron una vez parte de la gran máquina del imperio –la gran máquina de la opresión. Por eso se conoce como “río oscuro”. Se ha vertido sudor, trabajo, pobreza y lágrimas en él. Y todavía llama con cantos de sombrías sirenas a los deprimidos y a los olvidados. Es el gran vórtice de los suicidas. Las máquinas han sido ya desmanteladas. El maltrecho paisaje industrial hace tiempo que está en ruinas. Hay brotes de mugre y decadencia por todas partes, de óxido y madera carcomida. Los embarcaderos y muelles vacíos son como reliquias de una civilización desaparecida, como misteriosos monumentos mayas o incas abandonados a su suerte. Pero el cauce del río era ya viejo antes de que esas civilizaciones llegaran.
Las otras películas de Raban giran en torno a los barrios del Támesis –Canary Wharf, la gente de la Isle of Dogs—como si lo hicieran en torno a un remolino de destino y deseo. En sus películas el Támesis se convierte en un vasta y fecunda presencia. Llega a ser un organismo vivo, con sus propias leyes de crecimiento y cambio. Acabamos por tener la sensación de que Londres no lo controla, de que es él quien controla a Londres. De que él es Londres.

Thames Film de William Raban.

Cine Estudio · viernes 23 · 20h.

Entradas online AQUÍ.

Reino Unido, 1984-1986, 66’, VOSE [HD 2K. Nuevo transfer digital supervisado por Raban)]

 

El cine underground y psicodélico de aquí: “Arrebato” de Iván Zulueta

Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes programa Arrebato de Iván Zulueta, una película que con el paso del tiempo ha adquirido un halo casi místico que la convierte, tirando de adjetivos manidos pero reconocibles, en uno de los más importantes exponentes del cine underground, maldito y de culto, producidos en España.

Fotograma de “Arrebato” de Iván Zulueta con Eusebio Poncela y Cecilia Roth.

Cine dentro del cine, vampiros, infancia, introspección, autodestrucción, terror psicológico y drogas son los ingredientes que encontramos en esta cinta inclasificable y experimental a la que rodean unas cuantas preguntas. Tan desconcertante es, que muchos pensaron que Iván Zulueta, que entonces no sabía que afrontaba el rodaje de su última película, no tenía un guion predefinido y que todo se hacía al azar. Lo cierto es que Zulueta sí tenía un guion. Sus problemas fueron más de tiempo como de presupuesto que, por inexperiencia, habían calculado con la siguiente cuenta de la vieja: Si Leo es pardo —corto previo que tuvo una buena acogida en el Festival de Berlín y que también se proyecta en Cine Estudio en sesión doble— costó X y su rodaje fue de X días, calculamos el dinero/día de rodaje y multiplicamos por los días que durará el rodaje de Arrebato. Vamos que les financiaron 4 millones de pesetas cuando la media para estas películas era de diez veces más. Tal cual… Y claro, la cosa se disparó con imprevistos y de 15 días de rodaje pasaron a varias semanas con lo que muchos técnicos, sobre todo los de sonido, abandonaron el barco por diversos compromisos.

Iván Zulueta incluyó muchos cortos e imágenes que guardaba grabadas en Super-8 y no tuvo más remedio que conformarse con muchas primeras tomas. En el rodaje aguantaron, como bien ha confirmado en ocasiones el productor Augusto Martínez Torres, «los amigos, entre los que estábamos nosotros y los actores, y algún profesional por el que se salvó la película, sobre todo, por el iluminador Ángel Luis Fernández y su equipo».

Entre esos amigos estaban los protagonistas Eusebio Poncela, Cecilia Roth y Will More —tristemente fallecido en agosto de 2017, del que Zulueta decía que era «pura anarquía, pero un diamante en bruto»—, el mismo productor, así como Alaska, que aparece en uno de los cortos de la misma película, o un jovencísimo Pedro Almodóvar, que además de visitar frecuentemente el rodaje, ayudó a doblar una secuencia de Helena Fernán Gómez con un falsete.

«Un desastre total, tuvo muy malas críticas y nadie fue a verla a los cines Azul donde se estrenó. La rechazaban en los festivales. La razón era su forma de tratar la droga. Tiempo después la pusieron en las sesiones nocturnas del también desaparecido Alphaville y estuvo casi un año, pero al parecer iban a verla los mismos y aprovechaban para fumar cuanto querían», dijo Augusto Martínez Torres.

Iván Zulueta (izda) y Will More (dcha) en el rodaje de Arrebato.

Lo cierto es que 38 años después, esta película de culto recibe halagos allá donde se proyecta, e incluso el dvd que incluye los cortos previos del director, se ha convertido en pieza muy preciada entre freaks del cine. Uno de los que ha valorado con el tiempo esta película es nuestro programador de Cine Estudio, Manuel Asín, quien habla así de la cinta: «Arrebato es la ‘summa’ de la imaginación mixtificadora de Iván Zulueta, uno de los cineastas fundamentales de la historia del cine español. En éste que acabó por ser su último largometraje metió vampiros, Super 8, cine dentro del cine, psicodelia, la Gran Vía, dibujos animados… Y el resultado es una película tan redonda como escurridiza, tan prometedora como definitiva».

Eusebio Poncela, protagonista de la película, hablaba así en 2010 en el Festival de Cine Mar del Plata donde se hacía una retrospectiva de Iván Zulueta: «Ha sido un visionario que se ha adelantado a su tiempo. Era un provocador. En el año 1979, en España, ni siquiera había empezado la movida madrileña. La visión de Iván era tan auténtica que es indestructible, el tiempo juega a su favor. Es una película que perdurará, todos pereceremos y Arrebato quedará».

Pero quizás la mejor definición es la del propio Iván Zulueta quien, antes de morir a finales de 2009, decía de Arrebato: «Ni es redonda, ni falta que le hace… Es una película arriesgada, honesta y honrada». Y quizás ese sea otro de los motivos por los que en estos tiempos en que el cine en general adolece de casi todo ello, sea una película tan preciada.

Tras Arrebato, su vida como realizador estaba acabada, aunque posteriormente dirigió un par de capítulos para la televisión —Párpados para Delirios de amor (1989) y Ritesti (1992) para Crónicas del mal—. Sin embargo, su relación con el cine continuó con la realización de carteles, entre otros, para Pedro Almodóvar, Manuel Gutiérrez Aragón o Miguel Albaladejo.

Su muerte en 2009 provocó una ola de agradecimientos y reconocimientos entre sus compañeros. Cineastas de la talla de Julio Medem, por ejemplo, reconocen en Arrebato una «rareza seductora», una influencia definitiva.

Pero quizás podríamos destacar, por la trascendencia que tiene internacionalmente, este párrafo incluido en el elogio de Pedro Almodóvar a Iván Zulueta publicado en inglés en 2009 en la web del British Film Institute:

«Es muy difícil hablar de sus últimos años, inmediatamente después de Arrebato, cuando se retiró en San Sebastián, como Norma Desmond, pero con todos sus sentidos intactos y sin haber abandonado ni un ápice de su exquisita sensibilidad. El cine español acaba de perder uno de sus cineastas más originales, y junto con Erice, el que logró dar a sus imágenes el mayor significado estético. Nunca filmó una sola imagen banal. El elemento en el que se sentía más cómodo era la abstracción. La imagen pura, rebosante de significados pero liberada de la carga de la ficción, siempre amortiguada en una rica variedad de paisajes sonoros. David Lynch, pero menos sombrío y más pop. Psychedelia era su escuela, y él hizo verdaderas obras maestras en este estilo.»

Algunas frikadas:
  • En 1968 dirigió Último grito, un innovador programa musical para televisión.
  • Iván Zulueta protagoniza en 1969 junto a su amigo Antonio Gasset el corto de Jaime Chávarri, Ginebra en los infiernos.
  • En 1969 rodó Un, dos, tres, al escondite inglés, su primera película que, sin embargo, no pudo firmar la cinta tras el cierre de la Escuela Oficial de Cine de Madrid, ya que no estaba sindicado y no tenía título. El nombre que figuró en su estreno fue el de José Luis Borau, productor de la misma.
  • Tanto en Último grito como Un, dos, tres, al escondite inglés aparece José María Íñigo, mítico presentador de Eurovisión.
Más enlaces de interés:

Tráiler de la película:

 

 

El cine esperpéntico que le hubiera gustado ver a Valle-Inclán

El Cine Estudio del CBA inicia este jueves 16 de marzo de 2017 el ciclo Valle-Inclán y el cine con seis películas —dos en la misma sesión— que podríamos calificar de esperpénticas y que estamos seguros de que este genio de nuestras letras habría disfrutado como el que más. De hecho, la relación entre Valle y el cine, no viene solo por los paralelismos temáticos de algunas películas con su obra, sino porque además el escritor gallego era un gran aficionado al séptimo arte.

   

En la mesa redonda de apertura del Incentenario Valle-Inclán (#IncentenarioValle), el director de cine José Luis García Sánchez expuso que Valle era un gran aficionado al séptimo arte y que, por ejemplo, estaba fascinado por El Acorazado Potemkin de Eisenstein. Pensar en Valle escribiendo para el cine en plena etapa franquista o en nuestros días es, sin duda, muy sugerente, pero por desgracia las cosas no se dieron así. A Valle le pilló esto del cine ya mayor y cuando aún no tenía el desarrollo ni la repercusión que tuvo después de su muerte, pero al menos sí le dio tiempo a hacer sus pinitos en la película La malcasada de Francisco Gómez Hidalgo, en la que el escritor y dramaturgo hace de sí mismo junto a la actriz María Banquer, posando para un cuadro en el estudio de Julio Romero de Torres.

La segunda acepción de la palabra esperpento en el diccionario de la RAE lo deja claro: «concepción literaria creada por Ramón M.ª del Valle-Inclán hacia 1920, en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos».

Aunque no queda claro que podamos hablar de un género esperpéntico como tal y que no haya una traducción similar en otro idioma —quizás grotesco es lo más parecido—, sí que el CBA ha querido proponer una selección de películas pensando en que quizás le hubieran gustado a él y que, sin duda, se ajustan de alguna manera a su significado.

Ojos verdes

Basilio Martín Patino hizo siete fakes documentales con Andalucía: un siglo de fascinación. De ellos Ojos verdes es la rescatada para el ciclo de Cine Estudio. Podemos hacernos una idea de las intenciones de Patino por la respuesta a una pregunta relacionada con estos falsos documentales en una entrevista concedida a la revista Minerva.

«¿Qué hemos hecho siempre en el cine sino simular realidades, eso sí, aprisionados con las más empalagosas escrupulosidades artísticas? ¿Dónde están los límites pudorosos del respeto a nunca he sabido qué reglas del juego? ¿Cuál es la Biblia del arte cinematográfico? ¿Y por qué no filmar yo mismo esas materias primas, a mi aire? A estas alturas, ¿a quién vamos a engañar? Perdónenme de nuevo los historiadores especialistas. Con todos mis respetos más sinceros, decidirme por este nuevo juego amplió mis perspectivas y mi horizonte. A partir de ahí las huellas las recompondré yo, sin otras limitaciones que las que encuentre en mi invitación a la complicidad con el espectador, mi otro yo al que me dirijo. Pero con voz y metodología propia, de primera mano».

Una carta de presentación genial para venir a verla y seguir los pasos del marqués de Almodóvar, sus festejos folclóricos organizados a Franco y conocer sus fetiches y recuerdos.

 

Amanece, que no es poco

¿Qué puedo decir de ella que no se haya dicho ya? Todos somos contingentes, pero sin duda José Luis Cuerda es necesario. Merece la pena ver esta película una y mil veces porque está llena de detalles increíbles. Y si encima lo haces sabiendo que, por ejemplo, muchas cosas salieron mal, pero como reconoce Cuerda, a la gente le da igual porque «en este tipo de películas si las cosas no están bien, parecen hechas adrede» (Minerva 24, Esta gente se va a empeñar en que escriba comedias. Entrevista, 2015). Una de las anécdotas más curiosas que cuenta Cuerda es que en la escena de Ngé Ndomo con las cabras, éstas estaban congeladas y con los focos, la extensión del rodaje y tal, se fueron descongelando y como confirma el director manchego…

«las cabras aparecen con la barriga por el suelo con unos palos puestos que sobresalen por el espinazo, ¡algo lastimoso!»  

 

Pajaritos y pajarracos (Uccellacci e uccellini) + Che cosa sono le nuvole?

Esta doble sesión de Pier Paolo Pasolini nos introduce, en primer lugar, en las conversaciones trascendentales de un agricultor y su hijo con un cuervo que habla; y, en segundo, en las interpretaciones de dos marionetas que cobran vida del Otelo de Shakespeare. Ya lo decía el mismo Pasolini de sí mismo.

«Hablando genéricamente (y dando confianza al lector), se podría decir que Pasolini ama la realidad pero, hablando de nuevo genéricamente, quizá se podría decir también que Pasolini no ama –con un amor igualmente completo y profundo– la verdad ya que, como él dice, “el amor por la verdad acaba destruyéndolo todo, porque no hay nada verdadero”». (Cita incluída en Pasolini reseña a Pasolini, texto del dossier dedicado al autor en la revista Minerva 1).

 

El ciclo se completa con dos películas más, bien distintas: Esperpentos de José Luis García Sánchez con una de las últimas interpretaciones de Juan Luis Galiardo y la legendaria e inquietante La parada de los monstruos (Freaks) de Tod Browning.

 

Ciclo Valle-Inclán y el cine

  • Cine Estudio del CBA (c/ Marqués de Casa Riera, 4).
  • 16 de marzo al 31 de marzo  
  • ¡Puedes ver el ciclo entero por 18€!
  • Precios: 5’5€ gral. 4€ reducida. 18€ abono de 5 pases en taquilla.    

 

Le fils de Joseph, estreno de enero de Pasajes Filmadrid en Cine Estudio

El Círculo de Bellas Artes y Pasajes Filmadrid estrenan este viernes 13 de enero a las 20h en Cine Estudio la película Le fils de Joseph (El hijo de José), que se proyectó en la sección Forum de la pasada Berlinale y obtuvo en la XIII edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla los premios al mejor guion para su también director Eugéne Green y al mejor actor para el joven Victor Ezenfis. Aunque se proyectarán más sesiones a lo largo del mes, esta será la única que cuente con la presencia del director de nacionalidad francesa, que ofrecerá un coloquio al final de la misma.

Natacha Régnier (Marie), Victor Ezenfis (Vincent) y Fabrizio Rongione (Joseph).
Natacha Régnier (Marie), Victor Ezenfis (Vincent) y Fabrizio Rongione (Joseph).

Como es habitual en el director (Toutes les nuits, Le Monde vivant, Le Pont des Arts, A Religiosa portuguesa (La Religieuse portugaise), La Sapienza, Faire la parole (Hitza egin)) la película se divide en varias partes, en este caso pasajes bíblicos, que componen un todo: «El sacrificio de Abraham», «El Becerro de Oro», «El sacrificio de Isaac», «El carpintero» y «La huida a Egipto».

Le fils de Joseph será ofrecida en VOSE y en el nuevo Proyector de Cine Digital (DCP) de Cine Estudio con el que accederá a un catálogo más amplio para poder ofrecer más películas clásicas y de autor, y muchos más estrenos, sin desdeñar el 35mm, que seguirá operativo.

A continuación reproducimos parte de una entrevista del periodista Hugues Perrot de Cahiers du Cinéma a Eugéne Greene, que también está disponible en la web de la distribuidora Paco Poch Cinema. Cabe decir que hemos eliminado algunas partes que podrían constituir spoiler.

Para su última película, El Hijo de José, se ha basado en el mito del sacrificio de Abraham…
El núcleo de la historia de cada una de mis películas o mis novelas suele surgir como un relámpago, pero luego lo desarrollo de una manera mítica. Para los griegos de la época clásica, un mito era una historia cuyo mero desarrollo narrativo comporta la posibilidad de expresar una o varias verdades. Conozco a personas en la misma situación de Marie y Vincent, es decir, una mujer que educa sola a su hijo porque el padre, por alguna razón, no ha querido reconocerlo. Pienso que las mujeres que han tomado la decisión de educar a sus hijos en solitario son mujeres valientes, llenas de vida, una vida que desean prolongar en otro ser humano. Marie sabe que la vida que lleva es tan difícil para ella como para su hijo ya que puede provocar en él un sentimiento de odio hacia ella. De ahí la ira del personaje de Victor Ezenfis. Al principio no comprende el amor de su madre hacia él, ni su coraje. Ve en ella una madre que le ha privado del padre, que le esconde su existencia. Marcha en su búsqueda pero la revelación que obtiene no la encuentra donde esperaba.

En la parte del becerro de oro, vuelve a utilizar una forma de expresión que le gusta, la sátira, para hablar del mundo literario. En Le Pont des Arts lo hace sobre el mundo del teatro y de la música barroca y en La Sapienza de la arquitectura. ¿Qué relación tiene usted con este recurso?
La sátira me resulta natural cuando se trata de hablar de entornos que conozco y de los cuales quiero destacar rasgos un poco grotescos. No es que haya tenido problemas con las editoriales en las que he publicado pero siempre hay alguna dimensión un poco ridícula en los círculos cerrados. Comparto una parte de la ira de Vincent, pero para mí, la sátira es una forma de liberarla de manera amable dejando espacio para el amor.

El personaje de Mathieu Amalric, Pormenor, un mandamás en el medio de la edición con un oscuro poder plenipotenciario, puede parecer a primera vista condenable porque es moralmente reprobable. Pero se nota que su personaje ha perdido algo, lo que le confiere un aspecto humano que no existía, por ejemplo, en el personaje del Innombrable en Le Pont des Arts.
Hay esta idea «pascaliana» en la cual es posible recibir un don y rechazarlo. El personaje de Pormenor puede haber rechazado ese don recibido en su infancia o haberse alejado de él al iniciar su ascensión en el mundo literario. Al final de la película, Pormenor se da cuenta que quizás ha dejado escapar o ha perdido algo en su vida. Me parecía importante, sin embargo, poder plantear esta dimensión humana en un personaje que precisamente parecía desprovisto de humanidad.

Mathieu Amalric y Maria de Medeiros en Le fils de Joseph.
Mathieu Amalric y Maria de Medeiros en Le fils de Joseph.

Como en su película La Sapienza, la transmisión entre Joseph y Vincent se da en ambas direcciones, cada uno aporta algo al otro, permitiendo así descubrirse a sí mismos pero también al mundo que les rodea. La ciudad de París parece mostrarse en su verdad a Vincent y deja de parecerle hostil.
Es verdad. Vincent tiene una revelación donde no se la espera. No es en su padre biológico donde va a recuperar esa figura ausente en su vida. Esta transmisión pasa ante todo por la palabra, pero también por el arte, como intermediario que les permite prolongar su relación. No concibo el arte de otra manera. Debe ser vital, debe conectar con la vida de una manera u otra. La visita al Louvre permite un acercamiento entre Joseph y Vincent . Lo que Vincent siente, cuando camina en el Palais Royal y se levanta el viento, es del mismo orden que la revelación que tiene ante los cuadros que ve con Joseph. Paris se descubre ante él, como un personaje.

También está la escena en la iglesia donde el Poème Harmonique interpreta una pieza de Domenico Mazzocchi…
Sí, es lo mismo. En ese momento , Vincent tiene una revelación estética. No entiende los versos cantados en latín que hablan de la muerte de un hijo y el dolor de la madre, pero recibe directamente la emoción a través de la música y la energía de los artistas. Algo se abre en él y comprende, por fin, el amor que le tiene su madre y su valor para enfrentarse a la vida.

Podríamos pensar que ese giro a través del conocimiento les aleja precisamente de esta relación inmediata con el mundo pero, sin embargo, parece que les permite aferrarse a las cosas y a su entorno.
Sí, es la diferencia que Alexander, el arquitecto de La Sapienza, distingue al final de la película entre el saber y la sabiduría. Es el conocimiento lo que conduce a la sabiduría. Saber que se obtiene a través del conocimiento pero también con la experiencia de vida. Es importante, en mi opinión, que una persona aprehenda el mundo a través del arte de una manera directa, sin intervención del intelecto y que la experiencia estética le haga ver otra realidad, le revele otra verdad que la que creía conocer.

Esta transmisión entre Joseph y Vincent parece posible porque se establece entre un adulto y un adolescente, como las parejas que formaron los personajes de La Sapienza.
En el fondo, me considero todavía como un adolescente y de hecho tengo muchos amigos cercanos que son mucho más jóvenes que yo. La relación que tengo con ellos me permite mantener viva la proporción de juventud que hay en mí. Me aportan tanto como yo les aporto a ellos. La transmisión se produce en ambas direcciones. Es cierto que en mis anteriores películas los personajes tenían más o menos la misma edad y evolucionaban juntos. En La Sapienza y El hijo de José, la relación entre adultos y adolescentes es tal vez más cercana a la que mantengo hoy en mi vida.

Fabrizio Rongione (Joseph) y Victor Ezenfis (Vincent) en Le fils de Joseph.
Fabrizio Rongione (Joseph) y Victor Ezenfis (Vincent) en Le fils de Joseph.

¿Cómo ha elegido usted a los actores adultos de la película?
Conocía muy bien a los actores de los tres papeles principales por haber trabajado ya con ellos: Natacha Régnier en Le Pont des Arts, Fabrizio Rongione en La Sapienza, y Mathieu Amalric en el mediometraje Les signes. Había visto trabajar a María de Medeiros, en el cine y en el teatro, en francés y en portugués, y fue un placer trabajar con ella por primera vez. También había compartido experiencias con la mayoría de los otros actores cuando hacía teatro. El trabajo con los actores, como con el equipo técnico de este rodaje, ha sido un verdadero placer.

¿Cómo fue el encuentro con Victor Ezenfis que vemos por primera vez en el cine?
Victor es un joven de rápida y fina inteligencia. Me di cuenta enseguida que podía encarnar a Vincent. Tiene vida interior que conviene al personaje. Nunca les pido a los actores que interpreten escenas en las audiciones. Solo les pido que se presenten porque lo que más me importa es descubrir esta vida interior y ver de qué manera emerge. He trabajado con Victor como con cualquiera de mis actores, estableciendo una relación de confianza que nos ha permitido trabajar en perfecta armonía y me ha parecido convincente en todas las situaciones.

¿Es la primera vez que dirige una escena de amor?
Sí, si se refiere a la representación de un acoplamiento físico. Aun a riesgo de escandalizar a algunas personas, creo que la censura permitió un erotismo que ahora se ha perdido. Desde mediados de los años 70, lo vemos todo, así que ante escenas de sexo, a menudo me siento como si asistiera a una clase de zoología. Ya nada es sugerido, todo aparece frontalmente sin imaginación. Así que preferí filmar los muelles del sofá en el que Pormenor y su secretaria hacen el amor, me parecía una buena manera de sugerir el acto erótico, un tanto cómica y a la vez un poco triste, porque la percibimos desde el punto de vista de Victor. Estaría bien recuperar algo de la emoción asociada al pudor y al deseo, que no es otra cosa que la ausencia de culminación. Lo saben todos los grandes poetas de amor desde Sapho. Un plano sobre dos manos que se tocan pueden evocar mucho más acerca del deseo amoroso que un abrazo filmado explícitamente sin maquillaje.

Pasajes Filmadrid #PasajesFilmadrid es una colaboración entre Cine Estudio, Pasajes de Cine y Filmadrid para proyectar cada mes una película inédita en Madrid, presentada por sus directores.

Le fils de Joseph se proyecta en Cine Estudio los siguientes días:

13.01.17 · 20:00 (+ coloquio con el director Eugéne Green)
14.01.17 · 19:00
15.01.17 · 17:00
20.01.17 · 17:00
21.01.17 · 22:00

Entradas a 5’5€ general, 4€ para mayores de 65, carné joven, socios del CBA y de Unión de Cineastas; y en taquilla disponible abono de 18€ por 5 sesiones.

Compra tus entradas en taquilla de X a D de 16 a 22h. o de forma online AQUÍ.

Pedro Costa. Oscurecer la oscuridad

Valerie Massadian
Valerie Massadian

El desaparecido barrio de Fontainhas, en Lisboa, se convirtió hace algunos años en el estudio de grabación de Pedro Costa, un cineasta mimetizado hoy con su trabajo, que es su solemnidad y su vida. El contacto con los hombres y mujeres que habitaban este suburbio (desplazados, pobres, locos, marginales, sombras) hizo virar su manera de interiorizar y materializar el cine: No quarto da Vanda (El cuarto de Vanda, 2000) inauguró una etapa en la que las grabaciones se reducen en equipo, presupuesto y medios materiales, y se intensifican en trabajo físico, emocional e intelectual.

El Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes estrenó el pasado 22 de septiembre su último largometraje, Cavalo Dinheiro (Caballo Dinero, 2014), premiado en Locarno y Sevilla, y protagonizado de nuevo por Ventura, un hombre caboverdiano con una vida de trabajo y pobreza, con un cuerpo deteriorado y una mente enferma, que deambula por pasadizos y bosques febriles, entre la Revolución de los Claveles y la actualidad.

Hay en el cine de Pedro Costa una voluntad sincera y comprometida de visibilizar sufrimiento y catástrofes, de rechazar lujos y conquistas. Hay una necesidad de volver a aprender algo, hay miedo, hay memoria, hay dominio del espacio, hay cine clásico. Y hay una manera de rodar que se aleja de la escritura en virtud de la vivencia. Sus películas nos sitúan en esos pliegues de la realidad donde la oscuridad se oscurece y es bella y duele.

Coincidiendo con la proyección de Caballo Dinero en el Cine Estudio, tuvimos la oportunidad de dialogar con el director portugués en los estudios de Radio Círculo. A continuación incluimos el audio con el reportaje que nuestros compañeros de Apuntes del Círculo han elaborado sobre este cineasta, con algunos extractos de la entrevista. Además, la revista Minerva publicará el texto íntegro del diálogo en su próximo número.

Pedro Costa (1959) sustituyó la Universidade de Lisboa, donde cursaba estudios de Historia, por la Escola Superior de Teatro e Cinema. El cine de Costa se edifica hoy sobre el concepto de antropología visual, explorado también por directores como António Reis y Ricardo Costa. Sus herramientas básicas de trabajo son las cámaras ligeras de vídeo digital, con las que retrata espacios reales poblados por personas marginadas, también reales. Su cine, según sus propias palabras, es “una puerta cerrada que nos deja adivinando”. En él, se percibe su admiración por John Ford, Howard Hawks, Fritz Lang y Jacques Tourneur. Entre sus películas, cabe mencionar O sangue (La sangre, 1989), Casa de lava (1995), Ossos (Huesos, 1997), No quarto da Vanda (El cuarto de Vanda, 2000), Juventude em marcha (Juventud en marcha, 2006) y su reciente Cavalo Dinheiro (Caballo dinero, 2014).

 

Incentenario, una novedad destacada de la #TemporadaCBA 2016-2017

El Círculo de Bellas Artes presenta su nueva temporada 2016-2017 con una programación plagada de eventos culturales, muchos de ellos abiertos al público. A las habituales citas se unen algunas novedades como los incentenarios, la particular forma que hemos encontrado de rendir homenajes a grandes personalidades, fechas señaladas, etc, sin ceñirnos a una fecha concreta como se suele hacer. Arrancamos con uno dedicado a Ramón María del Valle-Inclán, en torno al cual se celebran numerosas actividades que van desde las artes escénicas, las celebraciones, el cine, los debates y otras acciones en diversos lugares del CBA. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que hay que celebrar determinadas efemérides con aniversarios acabados en 0 ó 5? Partiendo de la idea que hemos tomado prestada de los unbirthdays de Lewis Carrol en Alicia en el país de las Maravillas, en todo 2017 haremos la no-celebración de Valle, un literato que debe ser celebrado siempre.

Artes Plásticas y Exposiciones. Capitán Trueno.

Francisco Rossique. Palabras Menhires ha sido la muestra encargada de inaugurar una temporada que viene repleta de interesantes exposiciones con enfoques distintos a los habituales en torno a sus protagonistas. Capitán Trueno, tras los pasos del héroe será la que le siga en el tiempo con un hilo conductor que, a partir de la política, nos adentra en la arquitectura, la literatura y la técnica que rodean al célebre cómic. Posteriormente tendremos: Capa en color, con un repertorio del gran fotógrafo que nunca se han visto impresas; Pessoa / Lisboa, con producción del CBA, incluye materiales audiovisuales temática y cronológicamente organizados, así como un atlas, al modo de Walter Benjamin, con una serie de términos imprescindibles en la obra del portugués e interconectados entre sí. Se completa la programación con Emerik Bernard. Retrospectiva, Camilo José Cela: Literatura y arte, y PhotoEspaña 2017.

Los #LunesAlCírculo, encuentro con la cultura abierto al público para que el primer día de la semana no sea el peor.
Los #LunesAlCírculo, encuentro con la cultura abierto al público para que el primer día de la semana no sea el peor.

Área de Humanidades. Los lunes, al Círculo, tu cita abierta al público con la cultura.

Además de las citas fijas con el Festival Eñe, el Congreso Pública 16, Escuela de las artes, los talleres del CBA o la Lectura Continuada del Quijote, destacamos el encuentro de los chavales de centros educativos madrileños con la experimentación científica en Con ciencia en la escuela, que en su VII año se está convirtiendo en un clásico que no te puedes perder. En cuanto a Los lunes, al Círculo, se trata de la apuesta del CBA por quitarle al lunes la vitola de «peor día de la semana» con encuentros que, partiendo de las exposiciones del CBA, nos adentren en debates, reflexiones, experiencias, a través de talleres, conferencias, mesas redondas… Se trata de eventos abiertos a todos los públicos hambrientos de cultura en los que participarán desde Patxi Lanceros a Eduardo Momeñe, Nicolás Combarro, Emilio Morenatti o el dibujante Carlos Pacheco, entre otros muchos.

También contaremos un año más con las Cátedras ACCIONA de la Escuela SUR, que traerán conferencias de personajes muy relevantes del mundo de la cultura en sesiones también abiertas al público.

Espectáculos: el incentenario de Valle-Inclán. 

Un año más Jazz Círculo propone unos encuentros con lo mejor del jazz: Caramelo Cuba Sexteto, Rubem Dantas Trío, Perico Sambeat Quartet o la formación de Jorge Pardo que presenta trabajo en el Teatro Fernando de Rojas. Otro festival, Frontera Círculo Ámbar, propone que artistas nacionales e internacionales puedan desarrollar en la Sala de Columnas del CBA conciertos distintos con formatos y puestas en escena alejadas de las habituales.

Además, se desarrollarán conciertos de músicas del mundo como el de los Wagogo de Tanzania o el de Taal Tantra con el tablista indio Tanmoy Bose.

Paralelamente tendremos teatro con Teatralia XXI, espectáculos clown con Los excéntricos, la Mostra Portuguesa, el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto y un sinfín de eventos independientes.

Y, por supuesto, monográficos como la 4ª edición de Made in Taiwan, el Carnaval, las XIII Noches Bárbaras, y la gran novedad, el incentenario de Valle, que aglutina la XX Noche de Max Estrella y numerosas actividades entre las que destacamos la representación del Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte.

Cine Estudio: acuerdo con Filmadrid para programar

Como principal novedad, Filmadrid, Festival Internacional de Cine de Madrid, programará un viernes de cada mes una película inédita internacional en Cine Estudio. Esto viene a reforzar la colaboración que se mantiene con distintas entidades como la Unión de Cineastas, la Comunidad de Madrid, el Teatro Real, la Embajada de Hungría, el Centro de Estudios Mexicanos UNAM-España o el Centro Sefarad-Israel.

Cine Estudio es una referencia como sala de autor y por ello programa ciclos como los de: Val Lewton, Pedro Costa, Whit Stillman, Jean Vigo, Guy Begord, Bill Douglas, George Cukor, Paul Newman, Chantal Akerman o Satyajit Ray, entre otros.

Otra novedad es que hasta el 31 de diciembre de 2016, con cada entrada a exposiciones y azotea, se puede ir a Cine Estudio con 1€ de descuento.

Una temporada cargada de novedades y eventos importantes que te invitamos a revisar con tranquilidad. Ahí descubrirás que no hemos hablado de ediciones, de Radio Círculo, de Escuela SUR, de todos los eventos y presentaciones organizadas por terceros dentro del mundo del pensamiento, la cultura o la política, etc, pero te invitamos a que nos sigas en redes sociales o en nuestro boletín para enterarte de todo lo que organiza el Círculo de Bellas Artes.

 

Shakespeare en el cine mexicano: he ahí la cuestión

cantinflas the swan

Este 16 de septiembre el Cine Estudio conmemorará una doble efeméride; por un lado, el Día del Grito de Dolores, día nacional de México que como todos los años sumará una serie actos culturales en la capital madrileña. Y por otro lado el cuarto centenario de la muerte de Shakespeare, del que se vienen realizando innumerables actividades a lo largo de todo este 2016, y al que nos sumaremos con esta jornada en torno al dramaturgo inglés desde un ángulo insólito a la par que iluminador: el del papel que han jugado las adaptaciones shakespeareanas más o menos directas en la historia del cine mexicano.

Ese es precisamente el título de la conferencia gratuita que impartirá Alfredo Michel Modenessi en el Cine Estudio, el día 16 a las 19:30: “La presencia de Shakespeare en el cine mexicano”. Michel Modenessi es catedrático de la UNAM, traductor y adptador de obras de Shakespeare, y Director Académico del Centre for Mexican Studies de Londres.

Esta conferencia, así como la proyección de una adaptación de Otelo a la que se referirá Michel Modenessi en su charla —Huapango, de Iván Lipkies, que se podrá ver justo a continuación, a las 22:00–  se enmarcan en el coloquio “Shakespeare en la lengua de Cervantes, a 400 años”, que organiza el Centro de Estudio Mexicanos UNAM-España en colaboración con la editorial Espasa y con el Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Reino Unido, y que el día 21 de septiembre a las 19:30 reunirá en Casa de América a tres de los principales traductores de Shakespeare al castellano: Ángel-Luis Pujante, de la Universidad de Valencia, Salvador Oliva, de la Universitat de Girona, y el propio Alfredo Michel Modenessi, moderados por el Premio Nacional de Traducción y miembro de la RAE Miguel Sáenz.

El doctor Michel Modenessi ha preparado un texto de introducción a su conferencia del Cine Estudio, que reproducimos a continuación a la vez que os invitamos a todos a venir a escucharle y a disfrutar de esta jornada de celebración del mejor cine mexicano y la mejor literatura universal.

*

“En las últimas cuatro décadas, la presencia de Shakespeare en el cine se ha multiplicado como nunca. Naturalmente, a ese crecimiento lo ha acompañado una equiparable proliferación y diversificación de los estudios respectivos, relativos no sólo a la lógica cantidad de producciones angloparlantes de antes y ahora, sino también a la quizá insospechada cantidad de filmes realizados con base en Shakespeare por artistas y en mercados no anglófonos ni eurocéntricos. En ese contexto, México no es excepción. La filmografía derivada de Shakespeare en la industria mexicana quizá no es abundante, pero sí interesante: en ella hay muy estimulantes películas enteras y segmentos tanto derivativos como alusivos a los textos de Shakespeare y arquetipos relacionados. El fin de esta charla será presentar y comentar ejemplos como Romeo y Julieta (Miguel M. Delgado, 1943, con “Cantinflas” en el protagónico), Huapango (Iván Lipkies, 2003), El charro y la dama (Fernando Cortés, 1949), Amar te duele (Fernando Sariñana, 2002) y Besos de Azúcar (Carlos Cuarón 2013), a fin de bosquejar un panorama histórico — que no una historia — de la presencia de Shakespeare en el cine mexicano.”

Alfredo Michel Modenessi