El domingo 11 de abril de 2021 tiene lugar en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes el tercero de los cuatro conciertos que el Cuarteto Mandelring de Berlín dedica al maestro Dmitri Shostakóvich y su integral de cuartetos en esta segunda edición de Círculo de Cámara 2020/2021. En esta ocasión el conjunto alemán interpreta los cuartetos 9, 10, 11 y 12, en los que muestra su lado más privado e íntimo: uno de ellos lo dedicó a su mujer, otro a un gran amigo y, un tercero, trata sobre la misma muerte en un tema preelegíaco ante lo que estaba por venir. El musicólogo Luis Gago nos lo desgrana en este magnífico texto que puedes encontrar en el programa de mano del concierto y que reproducimos a continuación.
Públicos y privados III
En tan solo dos meses del año 1964, Shostakóvich completó sus dos siguientes cuartetos de cuerda, los números 9 y 10, dedicados a personas muy cercanas y queridas: su mujer, Irina, y uno de sus grandes amigos, el compositor Mieczysław Weinberg (justísimamente reivindicado en estos últimos años). La dedicatoria pública y colectiva de la obra anterior ha dado paso de nuevo a la esfera privada. Ambas obras fueron estrenadas incluso el mismo día, el 20 de noviembre, en Moscú (el día siguiente volvieron a tocarse en Leningrado, siempre con sus fieles amigos del Cuarteto Beethoven). No puede extrañar, por tanto, que sean fácilmente apreciables semejanzas entre ellos, la más obvia quizás el sustancial peso otorgado a los últimos movimientos, que doblan en duración a los anteriores, todos ellos de dimensiones modestas.
Otro rasgo común son las interconexiones temáticas entre movimientos, unidos casi siempre por un attacca, aunque también pueden percibirse diferencias obvias, la más clara, quizá, el muy diverso carácter de ambos scherzi: el del Cuarteto núm. 9 empieza a tocarse con sordina y se asemeja a una rápida ráfaga de viento, con toques del inconfundible humor del compositor ruso. El del Cuarteto núm. 10, en cambio, se decanta por una textura mucho más densa y, sobre todo, por una fiereza ya anticipada por su encabezamiento: Allegretto furioso. La joya del total de nueve movimientos es, quizás, el Adagio de la segunda obra, construido en forma de una passacaglia estricta, un procedimiento compositiv que ya había utilizado Shostakóvich en dos de sus anteriores cuartetos (núms. 3 y 6). Quien escuche con atención, podrá detectar la reaparición del tema de la passacaglia en el clímax del último movimiento.
El Cuarteto núm. 11 tiene un tema claro: la muerte. La desaparición de Vasili Petrovich Shirinski, segundo violín del Cuarteto Beethoven, en el verano de 1965, hizo que la obra fuera la primera de las cuatro que Shostakóvich dedicaría de manera individual a los cuatro integrantes del grupo que estrenó la casi totalidad de su producción cuartetística. Su tonalidad, Fa menor, presagia ya mundos armónicos sombríos y, a pesar de sus siete movimientos (los mismos de su admiradísimo Cuarteto op. 131 de Beethoven), que han de tocarse engarzados sin pausa alguna, como en el Cuarteto núm. 9, es de una brevedad y concisión casi extremas, generadas a partir del sencillo material expuesto en la Introducción. Todo es fugaz, esquivo, críptico, con profusión de ostinati y una inconfundible referencia a la marcha fúnebre de la Sinfonía “Heroica” de Beethoven en la Elegía, en esta obra que se estrenó el 28 de mayo de 1966 en la Sala Glinka de Leningrado.
Como si la muerte que había impelido su creación quisiera seguir haciéndose sentir, justamente esa misma noche Shostakóvich sufría un infarto que marcaría el comienzo de su propio y doloroso camino hacia el fin. Hasta entonces, el compositor escribiría aún otros cuatro cuartetos y el que cerrará el programa de hoy está dedicado al primer violín del Cuarteto Beethoven, Dmitri Tsiganov, por su sexagésimo cumpleaños, lo que explica quizá su energía y su vitalidad, convirtiéndola en una auténtica rara avis dentro del último Shostakóvich, casi siempre hondamente pesimista. La obra coquetea con el atonalismo, roza incluso el dodecafonismo, y reparte su peso de manera muy desigual entre sus dos movimientos, en favor del segundo. Su sucesora, compuesta en la tonalidad relativa de Si bemol menor, irá aún más allá y su contenido se condensará ya en un único movimiento.
El Cuarteto Mandelring y su integral de Shostakóvich
Tras triunfar en sus dos anteriores conciertos dentro de este ciclo Círculo de Cámara en el que interpretan la integral de cuartetos de Dmitri Shostakóvich, el Cuarteto Mandelring, que según la prestigiosa Fono Forum, es uno de los seis mejores cuartetos de cuerda del mundo, afronta la recta final de su participación en esta nueva edición de este ciclo de música clásica, que quiere ser un referente más en Madrid. El siguiente y último concierto de los berlineses será el 9 de mayo en el que cerrarán con los cuartetos número 13, 14 y 15.
Conoce el resto de conciertos que quedan de Círculo de Cámara 2020/2021.