Tamio Goto (Tokio, 1974), tímido, laborioso y habitualmente vestido de negro, es el autor de un cuadro que representa la actividad diaria en uno de los talleres de pintura del Círculo de Bellas Artes (CBA). En él describe, a modo de parábola, la frenética actividad de los pintores junto a la quietud de una modelo que posa en un espacio que se ha mantenido inalterado durante años. Con excelente técnica y paciencia, ha resuelto la gran complejidad de esta obra, que emana a partes iguales equilibrio y contrastes.