El edificio
Antonio Palacios
El edificio del Círculo de Bellas Artes, con más de 90 años de existencia, es quizás uno de los mejores ejemplos de arquitectura al servicio de su actividad, sin desdeñar las características ornamentales y estilísticas de la época. El proyecto de Antonio Palacios pretendía aunar la grandiosidad arquitectónica y ornamental con la función artística, cultural y —por entonces— lúdica de la institución.
La sede del Círculo que ya tenía 5.000 socios en 1927, contaba no solo con importantes espacios destinados a las artes, las exposiciones, conferencias, cine o teatro, sino que también incluía piscina, billares, barbería, salón de estudio, sala de baile para esas fiestas de largo entre las que estaba el mítico baile de máscaras, de esgrima, retransmisiones radiofónicas, fiestas, etc.
Arquitectura
El edificio del Círculo de Bellas Artes, situado en el entorno de las dos arterias urbanas madrileñas, la calle Alcalá y la Gran Vía, adquirió un destacado valor iconográfico en la escenografía urbana de principios del siglo XX. La heterogeneidad de su ordenamiento, así como el antagonismo entre la composición semántica del interior y el exterior, lo convirtieron en un símbolo destacado de la arquitectura de una ciudad que avanzaba hacia la modernidad con suma parsimonia.