Carlos Fuentes
Hijo de diplomáticos, Carlos Fuentes (Panamá, 1928) es uno de los literatos mexicanos más destacados de finales del siglo XX. Tras pasar su infancia en Panamá, pasó diferentes períodos en Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su adolescencia se trasladó a México, donde, en 1949 comenzó a estudiar Leyes en la Universidad Nacional Autónoma. Publicó su primer libro, Los días enmascarados, en 1954, en el que indaga sobre la identidad mexicana.
Graduado en Derecho por la Autónoma de México y por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, fue embajador de México en Francia entre 1972 y 1976 y jefe de la Delegación de dicho país en la Conferencia sobre Cooperación Económica Internacional. Ha sido, además, delegado de México ante los organismos internacionales con sede en Ginebra, en el Centro de Información de la ONU en México, en la Dirección de Difusión Cultural de la UNAM y en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Fundador, junto al escritor Emmanuel Carballo, de la Revista Mexicana de Literatura en 1956, sus obras La región más transparente (1959) y La muerte de Artemio Cruz (1962) obtuvieron tal repercusión que convirtieron a Fuentes en uno de los referentes de la novela latinoamericana del momento. Además de otros textos novelísticos como Zona sagrada (1967), Cambio de piel (1967), Terra nostra (1975), Cristóbal Nonato (1987), Los años con Laura Díaz (1999) y La Silla del Águila (2003), Fuentes es un prolífico autor de ensayos (La nueva novela hispanoamericana, En esto creo), libros de relatos (Los días enmascarados), guiones cinematográficos (Las dos Elenas) y piezas teatrales (El tuerto es rey y Orquídeas a la luz de la luna).
Catedrático en las Universidades de Harvard y Cambridge, se encuentra, asimismo, en posesión del Doctorado Honoris Causa por numerosas universidades extranjeras como las de Warwick, Essex, Miami o Chicago. Asimismo, entre los abundantes reconocimientos a su carrera, figuran el Premio Nacional de Literatura de México, que recibió en 1984; el Premio Miguel de Cervantes, en 1987; el Menéndez Pelayo y la Legión de Honor francesa en 1992; el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1994, y el I Premio a la Latinidad, otorgado por las Academias francesa y brasileña de la Lengua, y la Medalla de Honor Belisario Domínguez, que concede el Congreso de su país, en 1999.