Manoel de Oliveira
A sus 96 años Manoel de Oliveira es el director de cine más longevo del mundo. Sus primeros cortos fueron rodados coincidiendo con el estertor del cine mudo, pero su carácter vanguardista provocó que no fueran del todo entendidos por el público portugués. Este fracaso le obligó a abrir un largo paréntesis con el cine y dedicarse a las empresas familiares que regentaba su padre. Es en 1942 cuando retoma las riendas de su carrera cinematográfica con su primer largometraje, Aniki Bobo, un retrato simple y directo de la vida cotidiana de un grupo de muchachos en las calles de Oporto que ya presagiaba el inminente surgimiento del Neorrealismo.
La precariedad de la industria portuguesa le impidió desarrollar una carrera con continuidad, obligándole a refugiarse en el género documental, donde empezó a desarrollar su inconfundible estilo caracterizado por el uso de planos largos y una valoración mayor de la puesta en escena que del montaje. Pero la auténtica explosión creativa de Oliveira llega a comienzos de los ochenta, cuando, tras su alianza con el productor Paulo Branco, encadena una serie de películas que se convierten en la sensación de los festivales más importantes del mundo (Cannes, Venecia, Berlín): Francisca, El valle de Abraham, Party, Viaje al principio del mundo, Inquietud, La carta, El principio de la incertidumbre. El cine de Oliveira nos invita a la contemplación mediante la reflexión, o viceversa.